Para el primer ministro, Benjamín Netanyahu, las víctimas civiles no son iguales: las de Israel son víctimas del terrorismo y las de Gaza, las que están muriendo por sus bombas, son víctimas colaterales. Estados Unidos le ha pedido que las operaciones sean más precisas, mientras Cruz Roja Internacional describe un panorama dantesco entre los civiles gazatíes. Las bombas iluminan el cielo de Rafah, pero este ya no es el único motivo por el mueren los gazatíes. La falta de alimentos les lleva a abordar, desesperados, camiones con ayuda humanitaria porque apenas tienen qué llevarse a la boca.

"La mitad de la población en la Franja de Gaza se está muriendo de hambre y nueve de cada diez personas no están comiendo lo suficiente", ha avisado este jueves el subdirector ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA), Carl Skau. En una rueda de prensa en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, Skau, que visitó el enclave palestino durante el fin de semana para conocer de primera mano la situación sobre el terreno, ha dibujado un panorama desolador para los cientos de miles de desplazados por la ofensiva israelí.

"Lo que ves es que hay miedo, lo ves en los ojos de la gente y lo escuchas cuando hablas con ellos: muchas preguntas, mucha confusión sobre lo que va a suceder a continuación", ha relatado. EEUU remarca su apoyo a Israel a la vez que demanda operaciones más precisas ante el aumento incesante de víctimas civiles palestinas. Jake Sullivan, el consejero de Seguridad Nacional estadounidense, ha asegurado que hay que "minimizar al mismo tiempo el daño a los civiles y garantizar la ayuda humanitaria en Gaza".

Israel mira hacia otro lado y su ministro de defensa insiste: la ofensiva continuará. El ministro de Defensa, Yoav Gallant, ha avisado de que la guerra contra Hamás "requerirá más de dos meses". Netanyahu, por su parte, ha diferenciado entre los civiles muertos israelíes de los palestinos: "Hay una diferencia entre el asesinato, la mutilación y la amenaza deliberada y sistémica de civiles (israelíes), que es terrorismo, y las consecuencias de las bajas colaterales que acompañan en cualquier guerra".

Su ministro de Exteriores, el Cohen, va más allá y asegura que Cruz Roja "no debería existir" porque, señala, no se han reunido con los familiares de los rehenes. Con esto, obvia que es Cruz Roja la que ha entrado en la Franja para recoger, trasladar y devolver de forma segura a los liberados por Hamás.