Conforme Israel dispara cada vez más bombas preparando su incursión terrestre, las víctimas mortales en Gaza se disparan a cifras insoportables. Lo peor, cerca de la mitad, más 2.700 según el Ministerio de Sanidad de Gaza, son menores de edad. Por eso, familias gazatíes han empezado a 'tatuar' a sus criaturas con sus nombres -en manos, antebrazos- para aumentar sus posibilidades de identificarlos entre la muerte y destrucción.
Algunos pequeños y pequeñas están aprendiendo a hacérselo ellos mismos, aunque no lleguen a entender el gesto. Otras optan por brazaletes, en un ramalazo casi tribal para asegurarse de localizarse mutuamente incluso si mueren desmembrados. Impactantes gestos, escalofriantes razonamientos, estremecedora entereza con la que lo cuentan.
Yago Rodríguez, director 'The Political Room', asegura a laSexta que "el problema es que si no has definido unas listas con objetivos de inteligencia suficientes, pues acabas atacando objetivos secundarios". Quien dice secundarios dice mayormente civiles, indiscriminados. Para más inri, hay más de 1.500 personas -calculan- atrapadas entre los escombros que dejan esos tremendos bombardeos. De nuevo, la mitad menores.
Al menos 870 niños están desaparecidos en Gaza, muy probablemente entre las ruinas de edificios reducidos a escombros, y las tareas para sacarles se ven dificultadas por los incesantes bombardeos israelíes sobre la Franja, denunció este martes la ONG para derechos de la infancia Save the Children.
Más Noticias
- Guerra en Gaza, directo | Israel confirma nuevas "redadas" contra Hamás en el lado palestino del paso de Rafah
- Última hora de la guerra Rusia-Ucrania | Rusia lanza un nuevo ataque "masivo" contra el sistema energético ucraniano
- Ni 170 kilómetros ni nueve millones de personas: la obsesión del príncipe heredero de Arabia Saudí por la que tendrá que esperar unos años más
- El combustible se acaba en Gaza mientras Israel bombardea sin dar tregua
- El duro testimonio de un habitante de Rafah: "Hay mucho miedo y preocupación"
Mientras, los médicos y sanitarios que, en hospitales a oscuras, sin suministros, salvan vidas en azarosas condiciones. "Nuestro quirófano estaba lleno. Empezamos a operar en el suelo, en el pasillo. Aquí, en el suelo, estoy operando a un pequeño de 9 años. Acabamos de amputarle un pie (sin anestesia) solo con una ligera sedación. Este otro chico es el anestesista. Intenta mantener la boca del niño abierta para evitar que se ahogue". Así narra esta terrible situación el doctor Obeid