Avanzado ya el recuento, y con una clara victoria del republicano, la candidata demócrata no ha salido a dar la cara, en su lugar lo ha hecho su jefe de campaña. "Todo el mundo debería irse a casa, a dormir, tendremos algo más que decir mañana", ha señalado John Podesta, jefe de campaña de Hillary Clinton.

Sin pronunciar lo evidente, el mensaje calaba en los miles de seguidores que se congregaban en el cuartel general de Clinton. Ella no ha reconocido la derrota ante sus simpatizantes pero si ante Donald Trump. "Acabo de recibir una llamada de Clinton. Nos felicita, porque esto va sobre nosotros", señalaba Donald Trump.

Sus únicas palabras durante la noche electoral fueron a través de Twitter, escritas antes de que arrancara el recuento: orgullosa de los suyos y agradecida pasase lo que pasase.

Un mensaje de unidad que también trasladaba el presidente Obama al comienzo de la noche: "Recordad que no importa qué pase, el sol saldrá por la mañana y América serguirá siendo la mayor nación del mundo".

De nada ha servido que el presidente se volcara como nadie en la campaña de Clinton. El sol saldrá, como dice Obama, pero no con la presidenta que había soñado.