Unos 190.000 deportados pasaron por el campo de Mauthausen, de los que 7.500 eran españoles. Exiliados en Francia, muchos acabaron en este campo de exterminio: "El líder nazi (Hitler) hizo el trabajo sucio al dictador español", explica Carlos Hernández de Miguel, periodista y escritor.

Fueron los españoles enviados a Mauthausen los que terminaron de construir el campo. "El primer convoy de la Segunda Guerra Mundial con civiles que va a los campos de concentración, no fue un convoy de judíos, fue de españoles", asegura Hernández de Miguel.

Eufemio García, con tan solo seis años, recorrió con su familia casi 1.500 kilómetros en aquel convoy, desde Angulema a Mauthausen. Allí se quedó su padre, al que nunca más volvió a ver: "Entrando en Mauthausen dicen, entráis por la puerta y saldréis por la chimenea".

Jamás llegó a entrar por esa puerta, porque le separaron de sus padres y le asignaron una familia franquista: "Le daban de comer mejor al perro que a mí, me pegaban de vez en cuando, yo ya no sabía que era el cariño y el roce que necesitamos siendo tan pequeños". Aun así, se considera afortunado porque sobrevivió.

José Alcubierre, que tenía 14 años, nunca olvidó cómo su padre se sacrificó por él: "Me da un pañuelo en el que estaba envuelto un pedacito de pan. Yo le dije: '¿Papá no has comido tu pan?' y me dijo: 'cómetelo tú y ya está'. Yo, su hijo, me comí su pan".

Él fue uno de los que participó en la operación secreta para conservar las fotografías de Francisco Boix, una prueba de la masacre que más tarde enjuiciaría a los nazis en Núremberg.

Juan Aznar es uno de la media docena de supervivientes que aún siguen vivos. En Francia y en el resto de Europa son tratados como héroes. En España, luchan para que se conozca la verdad y no caigan en el olvido.