El horror sin límites
El desgarrador llanto de un padre que abraza a su hijo asesinado por solados israelíes en Gaza cuando buscaban alimento
Los detalles A su pequeño, Ibrahim, lo mataron cuando simplemente estaba pidiendo comida para sobrevivir. En concreto, intentaban conseguir un saco de harina, unas imágenes que no pueden dejarnos indiferentes.

Resumen IA supervisado
El dolor de un padre que abraza a su hijo muerto en Gaza es desgarrador. Su hijo fue asesinado por soldados israelíes mientras intentaba conseguir un saco de harina en Zikim. Los soldados aprovechan la necesidad extrema de los palestinos, congregándolos en zonas vulnerables para dispararles. En las últimas horas, Israel ha matado a casi 100 personas en puntos de ayuda. Nick Maynard, cirujano británico en Gaza, señala que los disparos tienen un objetivo claro: adolescentes, algunos tan jóvenes como de 11 a 14 años. Los soldados parecen jugar macabramente, eligiendo cada día una parte del cuerpo para disparar. Sin embargo, entre el horror, algunos logran obtener harina para sobrevivir.
* Resumen supervisado por periodistas.
El dolor desgarrador de un padre que abraza a su hijo muerto no puede dejarnos indiferentes. "Mi hijo, mi querido hijo", expresa el hombre. Su pequeño ha sido asesinado por soldados israelíes mientras intentaba conseguir un saco de harina en el punto de distribución de Zikim, al norte de Gaza.
Los soldados se aprovechan de su hambre y de su necesidad extrema para congregarles en una zona donde son totalmente vulnerables, y los matan a tiros. Así, entre los sacos de harina se mezclan los carros llenos de cadáveres.
Israel ha matado a casi 100 personas en puntos de ayuda en las últimas horas, y gracias a los heridos que los propios palestinos trasladan al hospital sabemos que detrás de esos disparos hay un claro objetivo: "Chicos adolescentes, algunos tan jóvenes como de 11, 12, 13 o 14 años", señala Nick Maynard, cirujano británico en Gaza.
Cada día eligen una parte del cuerpo donde disparar
Sin embargo, para quienes matan parece no ser más que un juego macabro, en el que cada día eligen una parte del cuerpo con la que poner a prueba su puntería. "Un día llegan con disparos en el abdomen, otro con disparos en la cabeza o el cuello. El sábado pasado tuvimos a cuatro adolescentes que llegaron a la vez con disparos en los testículos. Parece como si estuviesen jugando a un juego", subraya el cirujano británico.
Así, cada día se sigue viendo una crueldad sin límites, aunque, entre tanto horror, hay un destello de alegría entre aquellos que consiguen un saco de harina para poder sobrevivir.