No habrá segundo debate electoral en Estados Unidos, cancelado tras la negativa de Donald Trump, infectado por coronavirus, a que la cita fuera virtual, como querían los organizadores.

El mandatario, no obstante, dice sentirse fuerte y ha logrado convertir también su contagio en un espectáculo. Prueba de ello es el vídeo de tintes épicos que publicó de su llegada a la Casa Blanca tras abandonar el hospital, música heroica incluida.

Una forma de comunicación política, según apunta Pedro Rodríguez, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Comillas "que es más propia de un 'reality show'".

"Consiste básicamente en utilizar imágenes para crear una realidad alternativa; lo que ha sido un contagio derivado de la irresponsabilidad y negacionismo de Trump, se convierte en un espectáculo de triunfo, de que 'soy un súper hombre'", agrega.

Curtido en televisión tras 14 temporadas protagonizando un 'reality', el magnate ha trasladado esa fórmula a la Presidencia. "Quien gana en un 'reality show' es el que más bronca arma y vemos que estos cuatro años la comunicación política de Trump ha sido una bronca continua", apunta el experto.

"Una cierta actitud soberbia", según señala el profesor José María Peredo, de la Universidad Europea, que "a mucho votante convencido" de Trump "le sigue reafirmando".

Pero lo cierto es que, con esos golpes de efecto, Trump no solo logra retener a sus votantes, sino que también marcar el relato para todos.

"Estamos atrapados por el espectáculo que Donald Trump genera -señala Peredo-. Él ha conseguido que, en estos cuatro años, medios de comunicación y la opinión pública hablen de Donald Trump y las circunstancias en torno a las que se ha producido ese debate, esa información, etc., es secundaria: lo principal es él".

Una narrativa que interesa mucho a Trump para desviar la atención de la crisis sanitaria en plena campaña electoral, en un país donde la pandemia deja ya más de 7,6 millones de contagios y se ha cobrado más de 213.000 vidas.