El voluntario ha sido identificado como Abu Kifah y forma parte de este cuerpo de trabajadores que, generalmente, son los primeros en prestar atención médica tras los bombardeos sobre la población en el marco de la guerra en Siria.
La pequeña había permanecido atrapada entre los escombros de un edificio colapsado por los ataques junto a varios miembros de su familia, que también han sobrevivido al ataque. Fueron necesarias hasta cuatro personas para liberar a la pequeña, que fue inmediatamente trasladada a un hospital con laceraciones y problemas respiratorios.
Los Cascos Blancos funcionan como un cuerpo de voluntarios y llevan operando en Siria desde 2013. En los últimos años han salvado la vida de más de 60.000 personas, lo que les ha hecho acreedores al Premio al Derecho a la Vida, conocido como el "Nobel alternativo", en reconocimiento a su "asombroso valor, a su compasión y a su compromiso humanitario en el rescate de los civiles".