La primera gran movilización en las calles de Hong Kong en 2019 se produjo el 9 de junio. Los manifestantes, en su mayoría jóvenes, marcharon con paraguas y tapabocas para ocultar su identidad.

El detonante fue un controvertido proyecto de ley de extradición a China, vista por el territorio autónomo como una clara agresión al principio de "un país, dos sistemas".

Tras varias movilizaciones, el gobierno de Carrie Lam suspende el controvertido proyecto, pero las protestas se han convertido ya en algo más grande. Hong Kong lucha por su democracia y contra el autoritarismo de Pekín.

El 16 de junio, una masiva manifestación desborda la ciudad. Es la marcha de los dos millones de personas en la que participa más de una cuarta parte de la población. Cambia el patrón de las protestas: a una marcha pacífica le siguen graves disturbios y enfrentamientos con la Policía.

El punto de inflexión es el día 1 de julio, cuando varios manifestantes consiguen entrar en la sede del Gobierno, el día del aniversario del traspaso de la excolonia británica a China, marcada siempre por manifestaciones prodemocráticas.

En agosto se produce la primera huelga general en cinco décadas y se pudo ver a cientos de hongkoneses que consiguen paralizar el aeropuerto, el octavo más concurrido del mundo, con varios vuelos cancelados. En su intento de desalojo hay también fuertes choques con la policía.

Los manifestantes denuncian la brutalidad policial y las imágenes recorren el mundo. Dos personas han muerto desde que comenzaron las protestas pero han sido decenas los heridos. En 2020 prometen seguir con su lucha.