Serie divulgativa
Los últimos días de Franco: del llanto de Juan Carlos a la operación a vida o muerte del dictador
Los detalles La maquinaria del régimen intenta alargar la vida de Francisco Franco pero llega un punto en el que solo pueden prepararse para su muerte. Esta serie divulgativa detalla los últimos días del dictador. Un ejercicio de memoria para ser más conscientes de la España del franquismo.

La muerte de Francisco Franco no se produjo de un día para otro, no hubo improvisaciones ni opciones al error. Sus fieles luchaban por alargar su vida en una España que solo sabía sobre su salud lo poco que se permitía conocer en la prensa del régimen. Los infartos, una operación 'in extremis', su último acto público, sus palabras al verse al borde de la muerte, la jugada de Marruecos... Te lo contamos todo en esta serie divulgativa sobre los últimos días de Franco.
Su último acto público
El 12 de octubre de 1975 Franco apareció por última vez en público en el Instituto de Cultura Hispánica (actualmente la Agencia de Cooperación para el Desarrollo). Iba acompañado del príncipe de España, Juan Carlos, y del presidente del Gobierno, Arias Navarro. Pero las imágenes nunca se televisaron. Franco estaba débil. No convenía difundirlo. Franco intentó por dos veces levantarse solo del asiento, pero le costaba. Cuando volvió a su residencia llamaron al médico porque se sentía indispuesto.
La Marcha Verde
Marruecos se cruzó en los últimos días de Franco. Es 16 de octubre de 1975. El rey Hassan II convoca la Marcha Verde: 300.000 marroquíes dispuestos a cruzar la frontera al Sáhara español para reclamar su soberanía. Al gobierno le asustaba la idea de una guerra colonial, con Franco medio moribundo y el honor del Ejército en juego. El dictador había sufrido un infarto hacía poco e iba monitorizado para controlar su corazón y poder reaccionar. Un equipo de médicos estaba siempre en una habitación cercana al dictador. Así que a Franco mejor ocultarle el órdago marroquí. Pero Franco se entera y convoca al presidente del Gobierno a una reunión en su despacho. A un lado presidiendo Franco y al otro, a verlas venir, Arias Navarro. Y en la habitación de al lado el equipo médico.
Al terminar la reunión, los médicos se sorprenden. El monitor no ha pitado, el corazón de Franco no se ha alterado. "¿No habéis tratado ningún tema serio?", se preguntan los doctores. "¿Nada serio? Franco me ha pedido instalar tres hileras de las minas más destructivas en la frontera", detalla Arias Navarro.
Al final las minas no explotaron. Hubo negociaciones con MArruecos, conversaciones con EEUU, miedo de España... y abandono a los saharauis.
Toda una amenaza de guerra que podía tensionar aún más la situación política de España. Pero al final, la Marcha Verde no fue para tanto, aunque implicó el abandono del Sáhara por España.
La obra EQUUS, un antes y un después
A finales de octubre de 1975 se produjo el primer desnudo "integral" en el teatro español, durante la dictadura y con el ok del ministerio pertinente. La obra EQUUS (del autor teatral Peter Shafeer y dirigida en España por Manuel Collado); no solo revolucionó el teatro y marcó un antes y un después, sino que desafió la censura de la época y se convirtió en un fenómeno cultural.
Iba a haber dos desnudos integrales, de un chico y una chica, durante un tiempo de un minuto. Los desnudos tenían lugar avanzada la obra. En un momento determinado la chica decía: "Quítate el jersey, si tu te lo quitas yo también me lo quito". El chico se quitaba el jersey y no pasaba nada. Pero cuando la chica se quitaba el jersey y se quedaba desnuda de cintura para arriba, en el público lanzaban duros insultos, bombas fétidas, bombas de humo y cartas bomba eran enviadas al teatro, aunque afortunadamente no llegaron a explotar. La actriz, María José Goyanes, recibió cartas con amenazas en su propia casa. Algunas de esas cartas amenazaban incluso a su hijo.
Por esas fechas, a la cantante Rosa León le deshincharon las ruedas del coche por cantar 'Al Alba'. Por esas fechas, a Camilo Sexto le amenazaron de muerte por cantar Jesucristo Superstar. Por esas fechas, un policía municipal ordenó retirar la maja desnuda de Goya de un escaparate por considerarla pornográfica. Esa era la España de los últimos días de Franco.
El llanto del Juan Carlos
Francisco Franco se muere, pero no cede la jefatura del Estado. Hasta que la enfermedad no deja otra opción. El futuro rey Juan Carlos asume el poder. O no. El presidente del Gobierno de Franco le demostrará que no lo tiene. Ese día, el rey llora.
En 15 días Franco ha sufrido tres infartos, ha sufrido anginas, tiene hemorragias y hasta un cura le ha dado la extrema unción. Un sacerdote le ha preparado ya para irse con dios y ni aún con la posibilidad real de morirse, el dictador suelta el poder. Franco sigue siendo la máxima autoridad, sigue siendo el jefe del Estado.
La familia quiere que deje el poder. El gobierno también, aunque prefieren que lo asuma Juan Carlos de forma temporal. Pero el príncipe no quiere un poder pasajero. Cuando tome el relevo como jefe del Estado quiere que sea para siempre.
El 30 de octubre Franco empeora y ve la muerte muy cerca. Los médicos creen que ya no hay vuelta atrás y entonces el general pronuncia una frase. Según la leyenda histórica dice: "Ejecuta el artículo 11". Es el artículo que nombraría a Juan Carlos sucesor, el artículo que le nombraría ya Jefe del Estado. Juan Carlos tiene todo el poder... ¿o no?. Para evidenciar esa debilidad, le va a dimitir Arias Navarro, el presidente del gobierno que nombró Franco.
La excusa es que Juan Carlos se reunió con los ministros militares sin avisarle y que trataron de diversos asuntos sin notificárselo. Esa es la excusa, porque la realidad es otra. Arias Navarro lo que quiere demostrarle al Borbón es quién manda. Es decir, reivindica su autoridad. Juan Carlos sabe que no puede aceptar esa dimisión, que le dejaría en una situación muy inestable. El rey llora de impotencia. Llora al sentir su propia precariedad y al ver su debilidad como jefe de Estado. Así que convoca a Arias Navarro y le ruega, le suplica, se disculpa. En definitiva, se humilla. Y Arias Navarro sonríe. Le ha demostrado al Borbón que no es nadie, que carece de poder, al menos por ahora. Arias Navarro no dimite.
"¡Qué duro es morir! Déjenme"
El dormitorio de Franco está lleno de sangre. Las paredes, las alfombras, la cama... está todo empapado. Franco sangra por todos los orificios de su cuerpo. Tiene hemorragias, pero no se puede medicar porque entonces afectaría a su corazón. Franco empieza a tener problemas respiratorios y síntomas de trombosis masiva. Franco se está muriendo y todos se resignan. Todos lo asumen.
Bueno, todos no. Hay un hombre que no se resigna. Es médico y yerno de Franco. Cristóbal Martínez Bordiú convence a los doctores que asisten a Franco de que se le puede operar y salvarle. Pero ahora hay un problema. ¿Dónde le pueden operar? Habría que llevarlo a un hospital, pero no se le puede trasladar. Franco no resistiría un viaje de varios kilómetros. Alguien recuerda entonces que hay un viejo botiquín, una vieja enfermería olvidada en el cuartel de la guardia que protege a Franco que podría hacer las veces de quirófano.
Tercermundista, antidiluviano, una cuadra, propio de la guerra del 14. Así la describieron al verla. Los altos mandos ordenan a los soldados limpiar lo que se pueda mientras los médicos ordenen el traslado de todo el material posible. Y al final se habilita algo parecido a un quirófano, pero muy alejado de lo que serían unas instalaciones hospitalarias. Ahí, de urgencia se puede operar a Francisco.
Franco recorre un kilómetro en ambulancia entre sus aposentos en El Pardo y el improvisado quirófano. Va envuelto en una alfombra, sangrando. Cada vez que la ambulancia se topa con un guardia éste se cuadra ante el jefe de Estado.
Los médicos comienzan a operar. Hay tres cirujanos interviniendo y dos anestesistas. Cerca de 20 especialistas en las salas contiguas están preparados por si tienen que intervenir. Con Franco con las tripas abiertas en la mesa de operaciones se va la luz. Llaman a un electricista y lo consiguen arreglar. Pero para evitar que vuelva a haber cualquier corte de potencia se apagan todas las luces posibles en el cuartel. Y así es como se desarrolla la operación al jefe de Estado. Después de tres horas de operación y una transfusión de siete litros el general sobrevive, pero su pronóstico es muy grave.
En esos días, Franco tiene breves momentos de lucidez. Y dos frases que destacan los testigos: "¡Qué duro es morir! Déjenme". Es noviembre de 1975. Son los últimos días de Francisco Franco.
La fosa destinada al dictador
Noviembre de 1975. Los monjes del Valle estarían a sus cosas... sus rezos, sus homilías. Para lo que no estaban preparados era para la visita que recibieron a principios de noviembre. Un grupo de funcionarios se presentó en el valle con la misión de preparar la tumba de Franco.
Franco se está muriendo y hay que prevenirse por lo que pueda pasar. Es lo que se conoció como la 'Operación Lucero'. Hay que preparar al Ejército, a la Guardia Civil, a la Policía Nacional... hay que detener preventivamente a todos los activistas peligrosos, a los comunistas. Hay que tener controlados a los ultras y hay que tener cuidado por si ETA quiere atentar.
Hay que preparar el funeral, el entierro, la tumba de Franco... varios indicios apuntan a que la elección del lugar fue del propio dictador. El arquitecto de la basílica, Diego Méndez, dice que el día que se inauguró Franco le dijo: "Cuando yo muera, aquí". Y el primer abad al frente del Valle señala que cuando Franco les visitaba decía que sería un honor descansar aquí.
Fuera por esos motivos o no desde 1959 había ya una fosa preparada para él. Pero estaba cubierta de hormigón, así que comienzan unas obras contrarreloj. Pican y una vez que abren se encuentran con que está llena de lodo y agua, con filtraciones, y que por allí pasan además los conductos de ventilación que airean el Valle. Hubo que mover conductos, desviar las aguas, forrar el nicho de hormigón y por supuesto poner escudos, muchos escudos. El de España, el escudo de Franco, el de capitán general y el de jefe del Movimiento Nacional.
Lo siguiente era buscar la losa para cubrirla. Había una preparada desde los tiempos en los que se inauguró el Valle, pero estaba perdida. Hubo que localizarla y trasladarla. Pesaba 1.500 kilos. Una vez allí tuvieron que ensayar su colocación para lograr reducir los tiempos de unos 20 minutos iniciales a solo un minuto. Ensayaron una y otra vez hasta el mismo día de la muerte del dictador.
Nadie sabía en qué momento Franco moría y había que traerlo al Valle de los Caídos. Al final intencionadamente o no, Franco no levantó solo un monumento para los caídos. Al final, Franco construyó un mausoleo para sí mismo.
El combate de su yerno y su equipo médico
Francisco Franco era un gran aficionado a las quinielas. Tanto es así que llegó a ganar incluso dos veces. Este compartía sus pasiones con su gran amigo Vicente Gil, 'Vicentón', quien además de ser su médico durante más de 40 años, decía al dictador todo lo que opinaba sobre él. Sin embargo, Gil no estuvo en la fila de más de 20 médicos que formaban el 'equipo médico habitual' que atendió al general en sus últimas horas.
Fue un enfrentamiento entre el yerno de Franco, Cristóbal Martínez-Bordiú, en 1974 el que retiró al médico del círculo íntimo del dictador. Cuando Franco enfermó gravemente por primera vez, 'Vicentón' expresó su deseo de ingresarle y que cediera el poder temporalmente. Sin embargo, Martínez-Bordiú, que también era médico, se negó completamente. Una serie de desencuentros llevaron a una gran pelea en la aseguran que hubo incluso puñetazos.
Por su parte, Carmen Polo, mujer de Franco, llamó a Gil para despedirle: "Médicos hay muchos, yernos solo uno". Así, 'Vicentón' no volvió a ver al general nunca más.
Con su despido, el yerno, también doctor, se quedó con el control de la salud del dictador forzando a que resistiera vivo hasta el 26 de noviembre, fecha de renovación de importantes cargos franquistas. Si el dictador vivía hasta ese día, Juan Carlos podría nombrar a quién él quisiera, pero este murió el 20 de noviembre. A las semanas, el rey nombró a Torcuato Fernández Miranda como posible presidente del Gobierno, pero este prefirió ser el dirigente de las Cortes.
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