Alexéi Navalni es el líder de la oposición rusa al Gobierno de Vladimir Putin. "Un hábil comunicador", según escribe en su blog —recogido por EFE— el escritor Víktor Shenderóvich, que no duda en afirmar que la responsabilidad de que Navalni esté ahora mismo en la UCI "recae sobre sobre el presidente ruso".

El político se encuentra ahora mismo en una sala del hospital de Omsk (Siberia). "Navalny volvía a Moscú desde Tomsk. Durante el vuelo, se sintió mal. El avión aterrizó con urgencia en Omsk. Alexey tiene intoxicación tóxica", escribió ayer su portavoz, Kira Yarmysh, en su cuenta de Twitter. Sin embargo, el equipo del hospital ha asegurado en una rueda de prensa esta misma mañana que no encuentran toxinas en su organismo.

Shenderóvich resalta que los miembros del círculo íntimo de Putin y el propio presidente ruso tenían motivos personales para vengarse de Navalni. La razón podría estar en los vídeos que difundía el líder de la oposición por redes sociales, que han logrado llamar la atención de millones de personas. En ellos, Navalni ponía el foco en un tema candente: la presunta "corrupción" del actual Gobierno ruso.

Como señala la BBC, la vehemencia es uno de los principales ingredientes de la estrategia comunicativa de Navalni. En sus discursos, el líder se ha dirigido al partido de Putin como "un lugar de estafadores y ladrones", ha acusado al sistema del presidente de "chupar la sangre de Rusia", y ha prometido "destruir el estado feudal que se está construyendo", según la cadena británica.

Líder de protestas, encarcelado y sin opción a las urnas

En 2017, Alexéi Navalni protagonizó una campaña para presidir el país, cuya progresión fue interrumpida por la comisión electoral rusa, como explicaba el diario The Guardian ese mismo año. La razón por la que se bloqueó su participación oficial en las elecciones estaría en un supuesto fraude. Para Navalni, estos problemas legales eran un castigo del Kremlin por sus críticas al Gobierno moscovita.

Según Shaun Walker, corresponsal británico en Europa del Este, Navalni fue capaz de atraer el apoyo de un tipo de ruso diferente al de "la charlatana clase intelectual" de la capital: "Los partidarios de Navalni son principalmente jóvenes rusos que no han conocido nada más que el gobierno de Putin", escribe el periodista. Precisamente, esta capacidad de llegar a un público más joven y universitario parece ser una de las razones del ascenso en popularidad de Navalni.

Walker recoge el testimonio de Ksenia Pakhomova, una estudiante asombrada por los discursos del líder opositor: "Pakhomova no estaba interesada en política hasta que comenzó a ver los videos de Navalni. En Kemerovo, comenzó a ofrecerse como voluntaria para la campaña local de Navalni y, con el tiempo, fue nombrada jefa de la oficina local", explica.

El corresponsal afirma que los ataques al equipo de Navalni son habituales, y muchos de ellos han sido dirigidos al propio líder del partido. En 2017, fue rociado con un producto antiséptico que le produjo quemaduras químicas en los ojos al salir de su oficina en Moscú. También ha sido supuestamente envenenado en otra ocasión, cuando cumplía una breve condena en la cárcel. Los médicos de la prisión definieron los repentinos abscesos en la parte superior de su cuerpo como síntoma de una "alergia". La respuesta de Navalni en su Facebook fue contundente: "¿Son realmente tan idiotas como para envenenarte en un lugar donde las sospechas apuntan solo a ellos?", escribía.

De bloguero a político

2008 fue el año clave para el ascenso de Navalni como figura política. El por aquel entonces abogado tenía un pequeño blog en el que escribía sobre la supuesta corrupción de las grandes corporaciones que, según indicaba, estarían controladas por el estado ruso. Según cuenta la BBC en el artículo citado anteriormente, su estrategia se basaba en convertirse en un accionista minoritario de estas empresas y hacer preguntas incómodas. Principalmente, le interesaban los "agujeros financieros" existentes en estas organizaciones, que se podían traducir en posibles tramas ilegales.

La web de su partido destaca que su gran objetivo es la lucha contra la corrupción: "Ha fundado el proyecto 'RosPil', destinado a detectar los casos de fraude o competencia desleal durante las contrataciones públicas, y también es el creador de la Fundación Anticorrupción, la organización pública independiente anticorrupción más grande del país", escriben.

A día de hoy, según la cadena británica, Putin "se niega a decir su nombre". En las redes sociales del opositor es habitual encontrar un tono de burla, con duros mensajes hacia sus rivales políticos: "Por ahora, puedo decir una cosa con certeza: las personas que están en el poder en Rusia son tipos bastante estúpidos. Parece que sus acciones tienen un significado secreto o un propósito racional. Pero, de hecho, son simplemente estúpidos, maliciosos y obsesionados con el dinero", escribía en julio de 2019 en su cuenta de Facebook.

El estado actual del principal opositor es "muy grave", según su portavoz. Navalni permanece en el hospital de Omsk (Siberia) con un coma inducido. Según el entorno de su opositor, el Kremlin está evitando su traslado a un hospital en Berlín, equipado con más medios. "Un atentado contra su vida", señala la política que, al igual que el escritor Víktor Shenderóvich, culpa a Putin de toda la responsabilidad.