Merkel obtuvo este
resultado, frente al 96,7 % logrado dos años atrás, y fue ratificada así como
líder del partido, dos semanas después de haber anunciado que optará a un
cuarto mandato como canciller en los comicios previstos para dentro de diez
meses.
Antes de la votación,
Merkel se había dirigido a sus filas para pedirles apoyo y unidad, tras advertir
de que la campaña para su reelección como canciller "no va a ser
fácil". "Necesito vuestra ayuda", afirmó, para añadir que
"está en nuestra mano lograr el futuro que anhelamos para nuestro
país", para lo que es preciso lograr la cohesión de su partido y también
el apoyo de su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU).
Las próximas generales
serán mucho más difíciles que las anteriores y en ningún caso
"dulces", insistió, en alusión a la emergente derecha radical de
Alternativa por Alemania (AfD). Merkel dirigió a los delegados un discurso de
una hora y media larga, al que siguió una cerrada ovación de más de once
minutos, y en el que prometió que, de ganar las elecciones, no habrá subida de
impuestos.
El tema central de la
congreso es la acogida de refugiados (Alemania recibió desde principios de 2015
1,3 millones de solicitantes de asilo) y Merkel buscó el acercamiento hacia el
ala más derechista de la CDU y hacia la CSU.
Admitió que no todos los
refugiados llegados a Alemania podrán permanecer en el país, pero garantizó que
cada una de las solicitudes de asilo se evaluarán individualmente para
determinar si les asiste el derecho a quedarse.
Se comprometió a
trabajar intensamente para la integración de aquellos que sí tienen
perspectivas de quedarse y también de acelerar las expulsiones de quienes no
estén en esa situación.
Fue ovacionada
clamorosamente al pronunciarse por vetar el burka u otros velos islámicos
integrales "en los espacios públicos donde es posible su
prohibición", para resaltar que en una sociedad abierta corresponde ir
"con el rostro descubierto". Sus palabras fueron seguidas con algunas
intervenciones críticas, que exigían de ella posiciones más claramente
conservadoras para hacer frente a la derecha radical.
Finalmente logró ese
claro respaldo de los delegados, dieciséis años después de haber asumido las
riendas de la CDU, entonces con un 95,6 % de los votos. Desde entonces ha sido
ratificada en el cargo cada dos años con resultados que oscilaron entre el
mínimo del 88,4 %, en 2004, y el récord del 97,9 % de 2012, mientras que en
2014, obtuvo el mencionado 96,7 %.
El congreso de Essen
tiene para Merkel un significado especial, ya que en esa misma ciudad de la
cuenca del Ruhr se celebró en 2000 el congreso del que salió convertida en jefa
de la CDU, entonces en la oposición y hundida en el escándalo de cuentas
secretas durante la llamada "era" Helmut Kohl.