Un 80% de la población de China ya contrajo el COVID-19 durante la ola de contagios posterior al desmantelamiento de la política nacional de tolerancia cero contra el coronavirus, estimó el epidemiólogo jefe del Centro para Control y Prevención de Enfermedades (CDC) del país, Wu Zunyou.
Tomando en cuenta la reciente estimación oficial de población, de unos 1.411,75 millones de personas en el país a finales de 2022, el porcentaje ofrecido por el epidemiólogo situaría la cifra de casos en unos 1.129,4 millones.
La cifra supera la estimación que ofreció hace poco más de una semana un estudio de la Universidad de Pekín, que hablaba de unos 900 millones de contagios hasta el 11 de enero.
En un mensaje publicado este sábado en su cuenta de la red social Weibo -equivalente local de Twitter, censurado en el país-, Wu se apoyó en estos datos para pronosticar que el riesgo de que se produzca una segunda ola de contagios en los próximos dos o tres meses es "muy pequeña".
Acerca del riesgo derivado de "los 5.000 millones de desplazamientos" esperados para el primer Año Nuevo Lunar sin restricciones anti-covid, Wu reconoció que las cifras de contagios podrían aumentar en algunas áreas, pero descartó que se vaya a producir un "rebote a gran escala".
En las últimas semanas, algunas voces han puesto en duda la veracidad de las cifras ofrecidas por China, que por el momento reconoce casi 73.000 muertes de pacientes con COVID en hospitales entre el 8 de diciembre y el 19 de enero.
Este balance de fallecimientos contrasta con estimaciones como las de la compañía británica de análisis del sector sanitario Airfinity, que aseguró recientemente que se podrían llegar a alcanzar unas 36.000 muertes al día durante las vacaciones del Año Nuevo Lunar -del 21 al 27 de enero- en China.
Tras casi tres años de unas duras restricciones, confinamientos y cierre prácticamente total de fronteras que acabaron cristalizando en protestas en diversas partes del país, China comenzó a desmantelar el 'cero COVID' a principios de diciembre, y el pasado 8 de enero redujo de la categoría A -nivel de máximo peligro- a la B la gestión de la enfermedad, marcando así en la práctica el final de esta estrategia.