La borrasca Filomena será estudiada en los libros de Historia como un fenómeno sin precedentes que paralizó en Madrid, convirtiéndola prácticamente en un parque de atracciones.

La nieve cubrió también Castilla-La Mancha y Castilla y León. Después llegó el frío, llegándose a registrar hasta -30ºC en Teruel, una cifra que no se veía desde 1963.

Pero en 2021 hemos vivido frío extremo... y calor extremo. Durante el mes de agosto, 11 provincias alcanzaron sus cifras máximas de calor en una ola asfixiante que rompió el techo histórico: el termómetro marcó los 47,4ºC en Montoro (Córdoba).

Los incendios no tardaron en aparecer, pero Navalacruz (Ávila) se llevó la peor parte: hasta 22.000 héctareas calcinadas en el cuarto incendio forestal más devastador de la historia.

Y pasando del fuego al viento, Baleares todavía recuerda la borrasca Blas vivida en noviembre. Días en vilo, bajo la lluvia y los fuertes vientos que en algunos momentos alcanzon características tropicales.

Tampoco ha faltado el agua. En septiembre una DANA trajo lluvias torrenciales que inundaron Toledo y Tarragona. En Alcanar, solo en tres horas cayeron 210 litros por metro cuadrado.

El último protagonista meteorológico del año ha estado en la cuenca del Ebro, que ha vivido su peor crecida en 50 años. La borrasca Barra llegó con fuertes nevadas, seguidas de rápidos deshielos y lluvias. 2021 acaba con más de 20ºC en una veintena de capitales y preguntándonos qué traerá 2022.