Más allá del mecanismo que improvise Moncloa para salir del paso, tarde o temprano habrá que meterle mano a la subasta eléctrica y a los desfases que genera.

"La subasta ha provocado un encarecimiento medio de la electricidad del 15%", explica Jorge Fabra Ultray, presidente de Economístas frente a la crisis. "Se ha financiarizado el mercado eléctrico y se especula con la luz como en la Bolsa".

El principal problema de la subasta es que se basa en previsiones de precios que suelen estar infladas. El precio que los bancos pactan con las comercializadoras es un futurible, un precio al alza.

Imaginemos un precio al alza de 90 euros. El precio real de generar luz, llega después de la subasta, y si es de 80 euros, por ejemplo: el banco gana 10 euros, y el consumidor los pierde.

Desde que este sistema se puso en marcha en verano de 2009, de 17 subastas 15 han sido favorables a los intereses privados y sólo dos han beneficiado a los que pagan la factura. Los consumidores piden una auditoría independiente para fijar precios y acabar con una subasta letal para la competitividad española y las economías domésticas.