Los dos se llaman Patxi y los dos se sienten estafados. Engañados por las aportaciones financieras de Eroski y Fagor. Un producto dirigido a inversores expertos, que las entidades bancarias comercializaron entre los pequeños ahorradores.
"A los afectados se les había explicado que el funcionamiento era como un depósito, que se rescataba el dinero sin ningún problema. En ningún momento se les dijo que el rescate del dinero dependía de que su producto se vendiera", explica Santiago Perez, presidente de Adicae Euskadi.
Eso le sucedió a Patxi Beain. No puede ni mirar a la Caja Laboral, confió en su comercial de toda la vida y este le secuestró la mitad de los ahorros en aportaciones. Cuando la crisis arreció y necesitó sacar su dinero para resguardarse, le fue imposible.
Patxi García duda de que la firma de la orden de compra sea la de su padre. Una compra de 20.000 euros en aportaciones. Les dijeron que lo podrían sacar en 48 horas. Pero la fecha de vencimiento que firmaron los octogenarios era en diciembre de 2050.
Eroski y Fagor no piensan devolverles el dinero, se escudan en que el producto que emitieron fue autorizado por la CNMV, y no lo comercializaron ellos.
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