La operación se lleva a cabo en casi una treintena de provincias, en las que se están practicando decenas de registros en domicilios, gasolineras y en polígonos industriales donde se alteraba el combustible.

Al parecer, gasolineras de distintas empresas podrían estar implicadas en este fraude, que conlleva un gran riesgo para la mecánica de los automóviles al transformar gasóleos B y C, usados en maquinaria agrícola y calefacción, en gasóleo originario tipo A, empleado como combustible para coches y camiones pero que, además, era engordado con otros hidrocarburos y sustancias.

Dado su precio más barato, miles de consumidores han repostado este combustible sin ser conscientes del peligro que entrañaba para sus vehículos, según las fuentes, que han destacado que en este fraude están implicadas organizaciones criminales que además de dedicarse a esta actividad, desarrollaban otras también ilícitas como tráfico de drogas.