Muchas jugadoras habrían firmado contratos ilegales con sus clubes: cláusulas que permiten a las entidades rescindir el contrato de las jugadoras que se queden embarazadas considerándolo una "deficiente conducta profesional". Así las cosas, las jugadoras correrían el riesgo de ser despedidas sin indemnización ni nada parecido.

El embarazo estaría entre los supuestos que provocan una resolución unilateral del contrato, junto a los positivos por dopaje, la práctica de deportes de riesgo o la conducta indecorosa.

"Vi cómo en uno de mis equipos, una chica muy joven era despedida por quedarse embarazada. Se fue a casa, se deprimió, tuvo un aborto y a los pocos días la volvieron a llamar para ofrecerle de nuevo el contrato. Eso sólo tiene un calificativo: despreciable", declara Begoña Fernández, exjugadora de balonmano.

Esta norma, al parecer común en el mundo del deporte y no sólo en el balonesto, no tiene sentido en el ordenamiento jurídico español.