Qué complicado lo tenía Carlos Sainz. Qué complicado era salir tan atrás. Qué difícil parecía el arrancar en Hungría desde el puesto once. Sí, en una pista compleja. De esas en las que adelantar no es precisamente sencillo. Ahí, tenía que ser ahí, cayó el madrileño de Ferrari en Q2. Ahí, tenía que ser ahí, fue el primer lugar en el que no estuvo entre los diez más rápidos.
Dos opciones se presentaban. O arriesgar y ser tremendamente agresivo en la salida, o sufrir en la zona media esperando a que pasara algo. Optó por la primera de ellas, y por suerte para él, y para Ferrari, la jugada salió a la perfección.
Porque elegir el neumático blando, mientras el resto optaba por el medio e incluso por el duro, le hizo volcar en la arrancada de Hungría. En cuanto se apagó el semáforo, Sainz sacó lo mejor de sí mismo para, antes del primer paso por meta, estar ya tras su compañero.
Cinco posiciones en apenas dos curvas
Estar sexto, detrás de Charles Leclerc. Sí, estar en una plaza ya más acorde tanto a su ritmo como al del Ferrari. Fueron cinco las posiciones que ganó, quitándose de en medio a los Alfa Romeo, a Hulkenberg, a Alonso y a Sergio Pérez.
Tremendo, y casi deja atrás también a su compañero. Pero no, se mantuvo tras él. Esperando quizá a alguna llamada por radio en la que le dijeran que pasara. No la hubo, y poco a poco fue cayendo en ritmo para evitar quemar sus gomas.
En la primera parada se deshizo de Charles, en gran parte por la horrenda parada del monegasco para mantener la sexta plaza ante el avance de Sergio Pérez.

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