Rodrygo salía como titular y Jovic seguía en el banquillo sin sonreír. Así se planteaba de salida un partido marcado por la 'semanita' de Bale y la indolencia del Real Madrid en las últimas jornadas de Liga. Pero entonces apareció alguien que activó el juego de luces del Bernabéu y puso la orquesta a funcionar: Karim Benzema, quién si no.

Poco tuvo que hacer Rodrygo para empujar a gol un pase milimétrico del francés, y algo más tuvo que hacer Kroos para introducir, también, el balón en la meta de Juan Soriano tras otro pase del nueve. Bueno, más bien nueve y medio. Porque hoy quería marcha Benzema, quería ritmo. Y por eso el equipo en el minuto 8 ya ganaba 2-0 al Leganés, colista de LaLiga.

Y a partir de ahí, el mago se puso a repartir los pases de su fiesta para liberar estrés y disipar dudas: Ramos falló un penalti que convirtió después, sí, porque esta misma contradicción inundó al Bernabéu y a cualquier aficionado del mundo que todavía se pregunta por qué se repitió ese penalti.

El reglamento en la mano, decía Juanfe Sanz de El Chiringuito, y lo cierto es que Juan Soriano se adelanta levemente, sí, pero lo que nos preguntamos es qué portero no lo ha hecho en la historia del fútbol... En cualquier caso, primer penalti repetido por orden del VAR desde que se instaurara este videoarbitraje. Ese es el dato.

Y el partido siguió, como siguen las buenas celebraciones pese a los incidentes, porque el festival de goles en contra del Leganés ya era inevitable: Benzema marcó tras un penalti a Modric, se retiró en el 68', y con el público en pie, dejó entrar a Jovic, que llevaba sin marcar desde el 10 de junio y vio cómo se le anulaba otro gol y como, en el descuento, el Bernabéu celebró como nunca un 5-0.

No era para menos: cinco meses después ese jugador lucía su primera sonrisa (aunque leve) y ponía un sello en la escuadra de Soriano que nos indicaba el sitio del baile final.