Cuando disparas 23 veces a portería y solo marcas de penalti algo falla. O algo puede fallar. Y sí, eso le pasó al Barça ante el Cádiz. Los azulgranas dispararon innumerables ocasiones y erraron absolutamente todo contra un rival que sacó petróleo del Camp Nou con apenas un 20% de posesión.

Los azulgranas, tranquilísimos, tuvieron como un imposible el cerrar el envite y de hallar la forma de batir a Ledesma. No fue porque no lo intentaran, porque tuvieron ocasiones de sobra y algunas de ellas más que claras.

Antoine Griezmann estuvo tremendamente fallón. El francés regresó a esa versión que no quieren ver en el Barça, decidiendo mal, apenas interviniendo y mostrando problemas de anotación.

Lo falló todo, directamente. Pero lo mismo le pasó a Dembelé, dejando a Ronald Koeman visiblemente enfadado tras una acción en la que le sobró algún que otro recorte.

El Cádiz, mientras tanto, tuvo todo donde quería y Sobrino pudo empatar nada más marcar Messi. Sí, Messi marcó, pero la forma de batir al Cádiz fue desde los once metros.

Pedri marcó también, pero su diana fue tras un fuera de juego. Y mientras, el 1-0 en el marcador a falta de dos minutos.

Riqui Puig tuvo otra clara jugada, pero nada. No era el día. Era el día de perdonar y de tropezar, pues Lenglet cometió penalti sobre Sobrino y Álex Fernández puso la igualada en el marcador.