Un gol de cabeza del centrocampista Blaise Matuidi en el tiempo de prolongación permitió al París Saint Germain mantener vivas sus opciones de revalidar el título de Liga, tras imponerse por 2-3 al Metz. El equipo de Unai Emery, sin embargo, a punto estuvo de pagar con la derrota su desidia en la segunda parte.
Sólo a un exceso de confianza puede achacarse la gris versión que mostró el equipo parisino en la segunda mitad, tras dominar a su antojo un primer tiempo en el que el Metz apenas logró pasar del centro del campo. Un abrumador dominio, como demostró el 87 por ciento de posesión con el que los de Unai Emery cerraron la primera mitad, que el uruguayo Edinson Cavani y Blaise Matuidi se encargaron de trasladar al marcador, al aprovechar dos magníficos pases del brasileño Maxwell.
Tras esos dos goles, el París Saint Germain decidió dar por terminado el encuentro para alivio de un Metz que, de verse condenado a una más que previsible goleada, tuvo incluso opciones de ganar el partido. Envalentonado por la desidia visitante, el Metz, que reservó a piezas claves pensado en el decisivo choque del próximo fin de semana con el Lorient en la lucha por evitar el descenso, fue poco apoco haciéndose con el dominio del juego.
Una mejoría que permitió a los locales, que en el primer tiempo tan sólo lograron lanzar una vez a portería, acercarse cada vez conmás peligro a la meta del París Saint Germain, hasta recortar distancias (1-2) a los 79 minutos con un gol de falta e Yann Jouffre.
Ese tanto acrecentó el acoso del conjunto local, que logró igualar la contienda (2-2) a falta de dos minutos para la conclusión con un tanto de Cheick Diabaté que castigaba la indolencia del París Saint Germain. El castigo pudo haber sido incluso peor para los de Unai Emery,que tres minutos más tarde, en el 91, vieron cómo un nuevo lanzamiento de falta de Jouffre se estrellaba en el larguero.
Pero de lo que pudo ser el gol de la victoria del Metz se pasó en apenas unos segundos al gol del triunfo del París Saint Germain,obra de Blaise Matuidi, que firmó de cabeza en el 93 el definitivo 2-3 que permite al PSG igualar al Mónaco al frente de la clasificación, pero con un partido más.