Lucas Vázquez ha ejercitado y no precisamente poco las piernas ante el Atlético. El gallego del Real Madrid se ha marcado un partidazo en el que no ha dejado jamás de correr y en el que ha cumplido, con creces, con la misión que le ha encomendado Zidane. Y es que, con encuentros como este, la confianza de 'Zizou' está más que ganada.

Porque Lucas ha formado de inicio y se ha tirado corriendo hasta el 94. Y con sentido. Desde el tridente de ataque, ha frenado en seco a Yannick Carrasco. Tal ha sido su actuación que primero Simeone ha tenido que cambiar de estrategia y segundo el belga se quedó en el banquillo tras el descanso.

Su trabajo en la presión ha sido encomiable. Atento a cada balón, apenas dejaba respirar a los jugadores de banda izquierda del Atlético. Sí, parecía que podía irse pronto al banco, pero no. Nada más lejos de la realidad.

Porque cuando ya se preparaban los cambios él estaba tan fresco correteando por el verde. Comenzando por derecha, acabando en el centro... Lo hacía todo. Y todo lo que hacía era con sentido.

Al final terminó de lateral derecho tras la entrada de Rodrygo y de Asensio. Ocupó el puesto de Carvajal y, desde ahí, llegó al área de Oblak. Fue ya en el descuento cuando estuvo a punto de marcar y de obtener un premio que habría sido más que merecido a su gran partido.

El Real Madrid logró la victoria después de un partido en el que se han reivindicado en LaLiga. Control total del equipo de Zidane y 2-0 ante un equipo que, hasta esta jornada, tan solo había recibido dos goles en contra.

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