El fútbol es de los aficionados. Algunos lo califican de deporte, otros prefieren hacerlo de sentimiento. En esta segunda vertiente se encuentra Ángel y Begoña, un matrimonio que lleva abonado al Real Madrid 30 años.

Su pasión por el madridismo les ha llevado a ser socios tantos años e inculcarle esta afición a su hijo. Su amor por el club lo define perfectamente Ángel: "Soy madridista hasta la médula".

Y pese a las complicaciones, siguen asistiendo a los partidos en el Santiago Bernabéu. Ángel tiene una enfermedad respiratoria (EPOC) que le obliga a ir con una botella de oxígeno, pero pese a ello sigue acudiendo al estadio y coloca su botella entre ambos. Aunque parezca una imagen llamativa, nadie a la entrada o algún otro aficionado se percata de ello. "Mucha gente no se da cuenta (del oxígeno) y se piensa que es un 'troli', o sea que pasa desapercibido", explica Begoña, que le ayuda a entrar siempre al campo.

Ángel es un hombre tranquilo que no se altera con los goles, o al menos, no con la mayoría: "Contra el Atleti o el Barcelona, exploto". Y así continuará haciendo durante más tiempo, siempre acompañado de Begoña y su botella de oxígeno.