En el verano de 2015, decenas de jóvenes beben y bailan en los conciertos del Sónar, en Barcelona. Sobre la hierba se echaban los cuerpos semidesnudos, en tirantes. Y entre la multitud se encontraba el fotógrafo Jorge Ribalta y su cámara de doble objetivo. "Me paseaba por allí como Rolleiflex de dos objetivos y me preguntaban: 'Oye, ¿de qué siglo es tu cámara?'", nos ha contado a laSexta.

"Introducir una cámara antigua y obsoleta en un contexto donde no se espera esa cámara hace aparecer un tiempo diferente dentro de esa situación", ha detallado el fotógrafo. Sus fotografías, realizadas durante cuatro ediciones consecutivas del festival, son parte de la exposición 'Todo es verdad, documentos y ficciones'; fotografías que documentan más de 30 años de carrera.

Fotografías que también plasman en papel lo intangible de la pasión y el nervio del flamenco. Con su estilo, Ribalta ha viajado también hasta Jerez de la Frontera, donde se ha adentrado en el local de ensayo de Paca la Monea, en tabernas y tabancos, ha presentado a Joaquín el Zambo en su pescadería o a Pepe Perejil cantándole desde la barra. "Intento mostrar fuera de los tópicos las peñas, bares y tablaos", ha expuesto Ribalta.

El fotógrafo también ha puesto nombre y apellidos a quienes se ponen delante de su cámara: Lydia, Francisco o Lucía. "La exposición ha sido para mí una terapia, una reconciliación", ha reflexionado. En total, 14 proyectos fotográficos que ponen de relieve la importancia de estar en el lugar exacto en el momento exacto: "En una época dominada por los discursos sobre la postverdad, espero que esta exposición sirva para ofrecer un relato alternativo".

Porque hacer fotos no es solo una manera de ver el mundo; también, una forma de pensar y de demostrar que la fotografía sigue viva.