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El Louvre no es el único: estos son otros robos históricos en museos

Los detalles Pese a lo complicado que pueda sonar, míticos museos como el Gardner de Boston (EEUU) o el de Oslo también han sido víctimas de la sustracción de obras de arte.

Un marco vacío sin obra en el Museo Gardner de Boston
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Será culpa de la literatura, del cine o, quizás, simplemente es solo cuestión de morbo, pero los robos en museos tienen algo que rápidamente acaparan toda nuestra atención como lo ha hecho este domingo el que se ha producido en el Louvre.

Ahora bien, este no ha sido el único. Por ejemplo, en 2019, el robo en un museo de Rusia dio la vuelta al mundo por el descaro del ladrón. A plena luz del día, un hombre se acercó al cuadro que le había gustado y delante de todo el mundo lo descolgó y se lo llevó bajo el brazo. Eso sí, no llegó muy lejos. Al día siguiente la policía ya lo había recuperado.

Peor suerte corrieron algunas de las obras sustraídas en uno de los mayores golpes de la historia: el del Museo Gardner de Boston en 1990. Dos hombres vestidos de policías entraron de madrugada y se llevaron cerca de una quincena de lienzos por un valor de 500 millones de dólares. No todas se lograron recuperar y aún actualmente, en recuerdo y en protesta, la sala mantiene colgados los cuadros vacíos en la pared.

También de película fue la operación exprés que llevaron a cabo dos ladrones en 1994 en Oslo. Rompieron una ventana, utilizaron una escalera y cuando ya estaban dentro de la Galería Nacional, procedieron a llevarse el famosísimo Grito de Munch en solo 50 segundos.

Luego, además, tiraron de socarronería y dejaron una nota dirigida a las autoridades: "Gracias por la poca seguridad". El cuadro fue recuperado con el tiempo, pero, casi como un aniversario, 10 años después volvió a ser birlado, aunque también lo lograron encontrar.

Si echamos la vista mucho más atrás y volvemos al Louvre, la víctima de un robo en 1911 fue la Gioconda. Tanto revuelo provocó que hasta acusaron e interrogaron a Pablo Picasso por si era él el autor del robo. Pero no había sido el malagueño, sino un antiguo empleado que se había llevado el cuadro oculto bajo una bata.

En España, también tenemos historia de grandes robos, como el que llevó a cabo un ladrón en la casa de Esther Koplowitz. Se llevó Goyas y Sorollas. Una veintena de cuadros valorados en más de 300 millones de euros.

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