Las calles de Cádiz son una ola de alegría. Suenan a fiesta y a carnaval. Los carruseles conquistan la ciudad a ritmo de ironía, de celebración y de denuncia.
Aquí el objetivo es pasárselo bien. Porque otra cosa no, pero los gaditanos son muy hospitalarios. Allí, se pueden ver disfraces de Carles Puigdemont y hasta el presidente Trump.
Para reponer fuerzas, imprescindible "tortillitas de camarones, es lo típico de Cádiz", asegura una señora. La cerveza que no falte y tampoco la música. Todavía quedan siete días para seguir disfrutando de uno de los carnavales más satíricos.
Lo cuenta la escritora Celia Santos
El 'Plan Marta', el "cruel" programa de Franco y la Iglesia para repoblar Australia con mujeres españolas blancas
En los años 60, cientos de mujeres fueron enviadas a las antípodas con el objetivo de repoblar el país, como cuenta Celia Santos en la novela El país del atardecer dorado.