La Unesco estableció el 2 de octubre como el Día Internacional de la No Violencia a través de una resolución firmada el pasado 15 de junio de 2007. La fecha escogida por el organismo de las Naciones Unidas corresponde con el nacimiento de una de las personas más influyentes de nuestra historia reciente: Mahatma Gandhi.

Frágil pero con voluntad de acero. Así es definido por muchos historiadores Mahatma Gandhi, considerado el fundador de la filosofía de la no violencia. El activista es una de las personas más admiradas por el pueblo Indio: su lucha pacifista contribuyó a la independencia de este país tras un siglo bajo el dominio del imperio británico.

72 años más tarde de su asesinato, el mundo entero sigue recordando la historia del activista, que dejó su trabajo en África para volver a su país y luchar por los derechos de sus paisanos.

De estudiante de derecho en Londres a activista en África

Gandhi nació el 2 de octubre de 1869 en Guyarat, un estado situado en el noroeste de la India. En ese momento, la India era una colonia del Imperio Británico y los indios eran tratados como ciudadanos de segunda. Pese a ello, Gandhi siempre pudo vivir con muchas comodidades, su familia se dedicaba al comercio y gozaba de buena posición económica.

Por este motivo, el activista pudo irse de su país para estudiar Derecho en Londres. Al acabar sus estudios, con 24 años, se mudó a la colonia británica de Natal, en el sudeste de África, para practicar derecho. Una vez allí, se dió cuenta de discriminación que había hacia la población india dado que, por primera vez, la pudo sufrir en primera persona.

Durante su estancia en Natal, el gobierno británico privó a todos los indios del derecho a voto. Por ello, Gandhi comenzó a organizar a la resistencia india y a liderar grandes protestas contra el gobierno colonial. Durante esos 20 años, el activista impulsó su propia filosofía: Satyagraha, basada en la cooperación no violenta centrada en la verdad.

La lucha pacífica de Gandhi en la India

Gandhi volvió a su país en 1915 e inmediatamente fue elegido dirigente por el partido del Congreso Nacional Indio. Desde ese momento, se sumergió en la lucha pacífica contra la ley de 1919, que otorgaba a las autoridades británicas carta blanca para encarcelar a revolucionarios sospechosos sin ser sometidos a juicio. Sin embargo, la respuesta de Reino Unido provocó la muerte de 400 manifestantes durante una protesta en Amritsar, ciudad del norte de la India.

Pese a ello, Gandhi no se rindió y puso en marcha boicots a los productos británicos y protestas masivas: en ese momento los indios estaban obligados a comprar sal británica en lugar de producirla a nivel local. Por ello, el activista organizó una marcha de 388 kilómetros a la costa oeste de Guyarat para recoger sal en las orillas del mar Arábigo. De nuevo, los británicos respondieron de forma violenta y encarcelaron a más de 60.000 manifestantes, entre ellos Gandhi.

La Marcha de la Sal de 1930 y el inicio de la Segunda Guerra Mundial provocaron que el movimiento independentista indio tomara más fuerza. Por aquel entonces, Gandhi puso en marcha el movimiento Quit India, una campaña para conseguir que Reino se fuese voluntariamente de la India durante la guerra. Sin embargo, los británico rechazaron la propuesta y encarcelaron al líder durante dos años.

Tras más de treinta años de lucha pacifista, las autoridades británicas accedieron a las demandas de independencia dando lugar a la partición de 1947: la India se dividió en dos, la India y Pakistán. A raíz de esta división, comenzaron las tensiones entre hindúes y musulmanes. Pese a todos los esfuerzos, el activista, que se oponía a la división, no vivió para ver una India independiente: un extremista hindú lo asesinó el 30 de enero de 1948.

Sin embargo, Gandhi nos dió un ejemplo de lucha pacifista y con él un mensaje: "No hay camino para la paz, la paz es el camino".