La cantante estadounidense, en medio de la gira más exitosa de su carrera, confirmó su gran año y brilló por encima del resto de estrellas reunidas en el Madison Square Garden de Nueva York.
Lo hizo ya desde la alfombra roja, por la que desfiló junto a su hija Blue Ivy enfundada en un espectacular vestido, pero sobre todo cuando se subió al escenario para interpretar de un tirón varios temas de su último álbum, 'Lemonade'.
Con una producción cuidada al máximo, espectaculares efectos visuales, cambios de vestuario y por momentos un aire de teatro de vanguardia, Beyoncé fue enlazando canciones como 'Hold Up', 'Sorry' o su gran éxito 'Formation' durante un show que duró más de quince minutos. A su término, el público le dedicó una ovación cerrada, mientras las cámaras se fijaban en los impresionados rostros de otros artistas y celebridades cautivados por la actuación.
Si Beyoncé dominó sobre el escenario, lo hizo aún más en lo que a los premios en sí se refiere. La artista, con 11 nominaciones llegaba como la gran favorita y no defraudó, llevándose cinco galardones, incluido el más importante, el de mejor vídeo del año, por 'Formation'.
"Quiero agradecer a mi bella hija y a mi increíble marido por su apoyo", dijo sobre el escenario Queen Bey, que ya en 2014 había sido la estrella absoluta de los VMA con un repaso a los grandes éxitos de su carrera. La otra protagonista de la noche fue Rihanna, que recibió el premio honorífico Michael Jackson Video Vanguard y que fue la encargada de abrir y cerrar la ceremonia con su música.
La cantante originaria de Barbados se subió hasta en cuatro ocasiones al escenario para dar cuenta de muchos de sus temas más conocidos, incluidos 'Please Don't Stop the Music' o 'Only Girl (In the World)'. Rihanna brilló especialmente con su última aparición, cuando acompañada de una pequeña orquesta interpretó un popurrí con éxitos como 'Stay', 'Diamonds' y 'Love on the Brain'. Su premio, el último de la noche, lo recibió de manos del rapero Drake, que le dedicó un emotivo discurso y con el que abandonó el escenario agarrada de la mano.
La gran decepción de la gala llevó el nombre de Britney Spears, cuya actuación era una de las más esperadas tras diez años de ausencia de los VMA. Sin embargo, lo que pareció un 'playback' no demasiado bien ejecutado gustó a muy pocos y recibió duras críticas en las redes sociales.
Tampoco entusiasmó la aparición del rapero Kanye West, quien tras acaparar el protagonismo con sus ocurrencias en la gala del pasado año, en esta ocasión había recibido cuatro minutos de total libertad sobre el escenario por parte de la organización. Como hace un año, West no cantó, sino que aprovechó para dar un discurso bastante disperso en el que tocó multitud de temas, desde asuntos serios como la oleada de asesinatos en la ciudad de Chicago a otros más frívolos como sus disputas con Taylor Swift.
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