El patrimonio arde
El arquitecto conservador de la Mezquita de Córdoba explica por qué el fuego se extendió tan rápido: "Fue la cortina la que ardió y llevó el fuego hacia arriba"
Los detalles En una entrevista con El País, Gabriel Ruiz Cabrero, arquitecto conservador de la Mezquita de Córdoba, que dirige la recuperación tras el incendio, confirma cuatro espacios dañados: tres capillas y el vestíbulo que servía de almacén.

Resumen IA supervisado
El incendio en la Mezquita de Córdoba comenzó en una cortina, propagándose rápidamente al vestíbulo y afectando tres capillas. Gabriel Ruiz Cabrero, arquitecto conservador, lidera el plan de recuperación del monumento. Las llamas alcanzaron la capilla del Espíritu Santo, pero no penetraron gracias a la rápida intervención de los albañiles. Un equipo de 26 profesionales, incluyendo albañiles, restauradoras y arquitectos, trabaja en la limpieza y restauración. Han comenzado a desmontar estructuras dañadas y a instalar cubiertas provisionales. Todo el material retirado será analizado para obtener información valiosa sobre el comportamiento del fuego. Además, se asegura una columna de mármol dañada y se limpia el hollín con láser en las naves afectadas.
* Resumen supervisado por periodistas.
La cortina fue la primera en arder. Colgada en la entrada de la Puerta de San Nicolás, actuó como mecha. Las llamas subieron a toda velocidad, casi en vertical, y devoraron en minutos un vestíbulo usado como almacén. Desde allí, el fuego alcanzó tres capillas de la Mezquita de Córdoba. Lo dice Gabriel Ruiz Cabrero, arquitecto conservador de la Mezquita de Córdoba, que estos días dirige el plan de recuperación del monumento Patrimonio de la Humanidad tras el incendio. "Lo que ha ardido en realidad es la cortina. Las sillas están chamuscadas por el humo, pero no quemadas. Por eso el fuego fue tan deprisa hacia arriba", señala.
En conversación con el diario El País el conservador confirma que son cuatro y no tres, los espacios afectados, tres capillas y el vestíbulo que servía de almacén. Ruiz Cabrero también reconoce que las llamas alcanzaron a la capilla del Espírito Santo. "Es valiosísima. El fuego ha chamuscado la pared, pero no ha entrado dentro"gracias, asegura, a que los albañiles de la mezquita también acudieron de inmediato y se sumaron a las tareas de extinción. "Conocen el templo y rompieron la cubierta por el sitio que sabían que se podía romper y evitaron que el incendio llegara hasta allí", relata.
Junto a él, en las tareas de retirada de escombros y limpieza de la zona afectada —actuaciones incluidas en el plan de intervención de emergencia aprobado por la Junta de Andalucía— trabajan 26 profesionales. "Son 12 albañiles, cuatro restauradoras, cinco arquitectos —dos de ellos a pie de obra—, un aparejador, dos carpinteros y dos cerrajeros, que se coordinan e intervienen según las necesidades de cada fase", detalla Ruiz Cabrero.
Esta semana han comenzado las labores de desmontaje en las cuatro capillas más afectadas por el incendio. Ya se han retirado las cubiertas de madera y las vigas, que aunque resistieron las llamas, deben sustituirse. En la capilla de la Asunción y en el vestíbulo de la Puerta de San Nicolás —utilizado como almacén—, las bóvedas se han vencido: en la primera, dos tercios de la estructura; en la segunda, un hueco más reducido. En ambos casos ha sido necesario demoler y colocar estructuras provisionales. En la capilla de San Nicolás de Bari y en la de Jesús Verde, solo se ha retirado la madera que se había desplomado sobre bóvedas y vigas. En las cuatro capillas se instalará una cubierta de chapa para protegerlas de la lluvia, una tarea que estaba previsto finalizar ayer miércoles.
Nada se tira sin más. Todo el material retirado será almacenado, primero para la Policía Científica y después para el equipo de arquitectos y restauradores del Cabildo. "Tenemos que estudiar los restos para saber muchas cosas: por qué se quemó la madera, cómo se comportaron los tratamientos antifuego, si las secciones fueron suficientes… De este incendio vamos a sacar información muy valiosa", afirma Ruiz Cabrero. Recuerda que las bóvedas afectadas fueron restauradas entre 2015 y 2018, sustituyendo el pino original por otro del mismo tipo pero con mayor grosor del necesario, para que, si llegaba el fuego, tardara más en arder.
La operación más delicada ahora es asegurar una columna de mármol de 60 centímetros de diámetro que quedó dañada y que sostiene hasta 16 toneladas. "El daño no alcanza a dos tercios, por eso los arcos siguen en pie", explica. Aun así, el equipo la ha apuntalado por precaución: no saben si el calor alteró la piedra y redujo su resistencia. El mármol será analizado para decidir si se cambia, se refuerza o se restaura. Los resultados podrían conocerse hoy mismo.
Mientras, un equipo de restauradoras limpia con láser la pátina de humo que cubre las naves dos, tres y cuatro de la ampliación de Almanzor, el conjunto de arcos contiguo a las capillas afectadas. La técnica, inédita en la mezquita, evita andamios y permite avanzar con precisión. "Es una técnica que no habíamos empleado antes, cuando se retire todo el hollín de las bóvedas, también se incluirán en el plan de recuperación", explica el arquitecto.