"El simulante es
útil para la investigación, ya que esperamos ir a Marte", afirma el
profesor de física Dan Britt, miembro del Grupo de Ciencias Planetarias de la
UCF. "Si vamos a ir, necesitaremos alimentos, agua y otros elementos
esenciales. A medida que desarrollamos soluciones, necesitamos una forma de
probar cómo se desarrollarán estas ideas", añade.
Por ejemplo, los
científicos que buscan formas de cultivar alimentos en Marte necesitan probar
sus técnicas en el suelo que más se asemeja a las circunstancias en Marte. "No
querrá descubrir que su método no funciona cuando en realidad estemos allí
-indica Britt-. ¿Qué harías entonces? Lleva años llegar allí".
La fórmula de UCF se
basa en la firma química de los suelos en Marte recogidos por el rover
Curiosity. Britt construyó dos objetivos de calibración que formaban parte del
rover Curiosity. Los investigadores actualmente usan simulantes que no están
estandarizados, por lo que cualquier experimento no puede compararse con otro.
Kevin Cannon, el autor
principal del artículo y un investigador postdoctoral que trabaja con Britt en
UCF, dice que hay diferentes tipos de suelo en Marte y en asteroides. En la
Tierra, por ejemplo, tenemos arena negra, arena blanca, arcilla y tierra
vegetal, por nombrar algunas. En otros mundos, podría haber suelos ricos en
carbono, suelos ricos en arcilla y suelos ricos en sal, según explica Britt.
"Con esta técnica,
podemos producir muchas variaciones -asegura Cannon-. La mayoría de los
minerales que necesitamos se encuentran en la Tierra, aunque algunos son muy
difíciles de obtener".
Britt y Cannon creen que
hay un mercado para el simulante. A 20 dólares por kilogramo, más el envío,
puede ser más fácil enviar un pedido a UCF que intentarlo en laboratorios de
todo el país. El equipo ya tiene cerca de 30 pedidos pendientes, incluyendo uno
de media tonelada desde el Centro Espacial Kennedy.