Era conocido que a los niños el COVID les afectaba de forma más leve, pero se desconocían las causas. Ahora, investigadores de la Complutense han dado con la respuesta: una de las vacunas que se les inocula en su primer año de vida, la triple bacteriana, es la clave. Su memoria inmunitaria les protege ante el COVID.
Para dar con este punto de inflexión, los investigadores partieron de la hipótesis de que los niños reciben vacunas, y alguna de ellas podía ser la que les protegiera frente al COVID.
El virus del COVID-19 está formado por diferentes y diminutos componentes que en el vídeo principal de la noticia se representan con formas geométricas, epítopos. Lo que los investigadores han hecho es buscar entre todas las vacunas que se ponen los niños los antígenos compartidos si había elementos comunes.
Así, mediante descarte, descubrieron que la única que los tenía era la vacuna triple bacteriana: difteria, tétanos y tos ferina. Unos componentes que hacen que cuando el virus del COVID ataca a un niño vacunado esa misma vacuna reconozca esos elementos comunes. De esta manera, la memoria le protege, haciendo que les afecte menos.
"Cuando se enfrenta con el virus, como tiene una memoria inmunológica, responde de forma más eficaz y hace que estén más protegidos", ha explicado el profesor del Departamento de Inmunología de la Universidad Complutense Pedro Reche.
La triple bacteriana se pone en el primer año de vida, cuando los niños son más vulnerables. Se otorgan de dos a cuatro dosis: un refuerzo a los cuatro años y otro, con menor carga antigénica, a los 14 con el objetivo de que la memoria inmunológica no se pierda.
El profesor ha explicado a su vez que "conforme el individuo se va haciendo mayor, la inmunidad adquirida de esta vacuna se va perdiendo". Esa es la explicación de por qué hay más casos de COVID severo en la población adulta y geriátrica.
En este marco, y a la espera de una vacuna efectiva contra el COVID, algunos investigadores proponen vacunar de la triple bacteriana también a los adultos para protegerlos.
"Tenemos una vacuna probada y segura y el estudio predice que puede ser protectora, porque comparten epítetos común", ha explicado Reche. Por eso, cree, podría reducir las muertes por COVID entre los mayores.