La NASA califica a las Perseidas como una de las lluvias de estrellas más importantes del año, un título que atiende al elevado ratio de observación de estos meteoros. Según la organización astronómica, en un período de una hora pueden avistarse entre 50 y 100 meteoros. Su popularidad se eleva al coincidir, en el hemisferio Norte, con la estación golpeando nuestra atmósfera a 210.000 kilómetros por hora.

No obstante, cabe apuntar que la mayoría de meteoroides del cometa no son más que pequeños fragmentos de dimensiones similares a un grano de arena. Su impacto con la atmósfera terrestre eleva su temperatura a 5.000 grados centígrados, hecho que se produce en fracciones de segundo, tal y como explica la revista National Geographic.

Cuando alcanzan una altura de 1000 a 80 kilómetros de altitud terminan desintegrándose, generando el famoso destello de luz. Por su parte, las partículas de mayor tamaño, equivalentes a un guisante o mayores, producen estelas muy brillantes que responden al nombre de ‘bólidos’.

de verano, circunstancia que aumenta el éxito entre los amantes de la astronomía.

Pero, ¿cómo se produce este espectáculo lumínico? Cada año, la Tierra cruza una nube de polvo desprendida del cometa Swift-Tuttle, generada por el acercamiento de éste al Sol. La peculiar circunstancia conduce a que los meteoroides de las Perseidas terminen

¿Qué es el cometa Swift-Tuttle?

Estos cuerpos celestes corresponden a fragmentos espaciales. En su interacción con la atmósfera terrestre logran crear las Perseidas, originadas en el cometa Swift-Tuttle, como informa la NASA. Éste se demora 133 años en orbitar el sol, por lo que transitó nuestro sistema solar por última vez en 1992.

En 1862 Lewis Swift y Horace Tuttle descubrieron el cometa que hoy hace posible este espectáculo visual. Su gran tamaño responde a un núcleo de 26 kilómetros de diámetro. Una medida que duplicaría el tamaño del objeto que impactó sobre la Tierra provocando el fin de los dinosaurios.