Meritxell Riera llegó a escuchar que su cáncer de riñón era terminal. Tenía metástasis, así que decidió someterse a un tratamiento experimental para mejorar su calidad de vida. No solo lo hizo, sino que superó la enfermedad y ahora, 15 años después, los investigadores han averiguado que la mujer contaba con una mutación genética poco frecuente que potenciaba el efecto de los fármacos que le dieron.

Un hito científico que abre un nuevo horizonte para poder tratar a otros enfermos. Ha sido descubierto por investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y del Hospital Sant Pau de Barcelona, que detectaron que unas mutaciones poco frecuentes en una proteína explicaba por qué la paciente sobrevivió de manera extraordinaria. Los científicos han descubierto que esas mutaciones potenciaron el efecto de un medicamento oncológico de segunda línea, el temsirolimus.

El hallazgo, que permitirá abordar más casos como el de esta paciente, ha necesitado varios años de investigación conjunta con oncólogos del Hospital de Sant Pau de Barcelona, donde se trataba la paciente, y ahora lo publica la revista 'International Journal of Cancer'. La investigación ha permitido saber que este medicamento, que se usa sólo cuando fallan los de primera línea, es idóneo para quienes tengan esta mutación.

La investigación comenzó hace 15 años cuando Meritxell, entonces en la treintena, fue diagnosticada de cáncer de riñón metastásico y el oncólogo del Hospital Sant Pau Jose Pablo Maroto decidió tratarla con el fármaco temsirolimus, que funcionó mucho mejor de lo esperado y la paciente superó el cáncer, aunque nueve años después le fue detectada una metástasis en hueso, pero también esta vez el temsirolimus resultó efectivo. Este medicamento, que también ha sido efectivo en otros dos pacientes, es un inhibidor de la vía de mTOR, y se usa solo cuando fallan otros.

"Actualmente los fármacos de la familia del temsirolimus no suelen ser la primera opción en cáncer de riñón, pero este resultado indica que en algunos pacientes, muy específicos, sí deben serlo, porque funcionan muy bien. Ahora sabemos cómo identificar a estos pacientes", ha explicado la investigadora de Genética del Cáncer Humano del CNIO Cristina Rodríguez-Antona. La investigación ha sido financiada en parte con donaciones obtenidas en carreras solidarias organizadas por el Club de Atletisme A 4 el KM, de les Franqueses del Vallès (Barcelona), promovidas por la propia paciente.

"Esta publicación es un orgullo. Es una colaboración entre una asociación que organiza año tras año una carrera popular para la investigación en cáncer renal, pacientes que ceden muestras en momentos difíciles e investigadores básicos y clínicos. Todo, para responder a ¿por qué ha funcionado tan bien este tratamiento? No es el primer caso en que nos planteamos esta pregunta, pero sí de los primeros en que obtenemos una respuesta clara", ha declarado Maroto.

El oncólogo ha recordado que hallar esta respuesta ha llevado años y que fue necesario encontrar más casos similares a los de la primera paciente, que el equipo del Sant Pau fue seleccionando y enviando sus muestras al CNIO, donde fueron analizadas en profundidad.

Los investigadores han descubierto que la clave está en unas mutaciones muy poco frecuentes en la proteína USP9X, que regula procesos celulares críticos para el crecimiento de los tumores, y han visto que estas mutaciones anulan la función de USP9X, y cuando eso ocurre la célula no recicla bien sus desechos y muere. El temsirolimus actúa sobre una vía molecular distinta, pero tiene un efecto similar y en los pacientes en que no funciona USP9X, el impacto de este fármaco se potencia.

Los investigadores desarrollaron modelos celulares e hicieron ensayos proteómicos que indicaron que las células tumorales sin USP9X tenían una alteración en la autofagia celular, que es el proceso por el que la célula recicla sus productos de desecho, de forma que cómo el temsirolimus también altera la autofagia, causa un efecto sinérgico y hace que los tumores respondan mejor a este tratamiento.

Según los investigadores, además de para identificar a otros pacientes con mutaciones en USP9X, que podrían beneficiarse del tratamiento con fármacos de la familia del temsirolimus, este hallazgo apoya el desarrollo de nuevos fármacos inhibidores de UPS9X como estrategia terapéutica innovadora.