Tras cien años desde su extinción, es posible que el tilacino vuelva a merodear la selva de la isla australiana de Tasmania, reportó CNN. Este marsupial carnívoro jugaba un papel muy importante en su ecosistema antes de desaparecer, por lo que ahora los científicos se han propuesto resucitarlo.

El número de tilacinos o tigres de Tasmania, que tienen el tamaño de un coyote, comenzó a decrecer hace dos mil años hasta reducir su hábitat de manera que solo era posible encontrarlos en Tasmania. Sin embargo, como ocurrió con tantas otras especies, la presencia de los humanos tras la colonización comenzó a desequilibrar los números. A los tilacinos se los empezó a culpar en los 1800 por las pérdidas de ganado, a pesar de que había otros factores en juego, y se inició su erradicación. El último tilacino murió en 1936, vivía en cautividad, se llamaba Benjamin y falleció por exposición en el zoológico Beaumaris en Hobart.

Este será un trabajo complicado que implicará unos avances genéticos importantes, recuperación de ADN antiguo y reproducción artificial de una forma nunca vista. Aunque este no es el único proyecto similar que quiere devolver las especies extintas al planeta; actualmente también se está buscando la manera de recuperar al mamut lanudo.

Andrew Pask, profesor de la Universidad de Melbourne y líder de la iniciativa con el ‘Laboratorio de Investigación de Restauración Genética Integrada del Tilacino’ expresó que “esta tecnología ofrece una oportunidad de corregir la extinción y podría aplicarse en circunstancias excepcionales en las que se han perdido especies angulares".

El proceso de recuperación

Resucitar a este animal será un proceso largo y tedioso. Primero habrá que construir el genoma del animal extinto y compararlo con el de su pariente más cercano: el dunnart de cola gorda. Esto permitirá que se modifique el ADN del segundo en todas las partes en las que sea diferente al del tilacino y obtener células viables. Este proceso es importante para “volver esa célula un animal vivo de nuevo” al usar al dunnart como un vientre de alquiler.

Usar a un dunnart era algo controversial debido a la diferencia sustancial de tamaño entre ambas especies, pero Pask argumentó que todos los marsupiales dan a luz a crías pequeñas; pueden ser del tamañao de un grano de arroz. Por lo que no hay preocupaciones por la inviabilidad del vientre de un dunnart.

Sin embargo, el proceso no termina una vez que se tenga a la cría porque no se puede dejar que esté en la selva desde el día uno. Antes de permitir esto va a ser necesario monitorearle, ver cómo interactúa con el ecosistema y el cautiverio antes de poder dejar que vuelva a su hábitat.

Tom Gilbert, profesor del Instituto GLOBE en la Universidad de Copenhague, expresó su preocupación sobre el proyecto. “Es poco probable que consigamos la secuencia completa del genoma de la especie extinguida, por lo que nunca podremos recrear completamente el genoma de la forma perdida. Siempre habrá algunas partes que no podrán ser modificadas” comentó a CNN.

Como los científicos van a tener que seleccionar manualmente qué se puede añadir al genoma y qué no, Gilbert explicó que se producirá un ‘híbrido’ y que al tener un ADN imperfecto puede nacer con complicaciones de salud importantes que no le permitan desarrollarse hasta la adultez.

Algunos otros critican que se inviertan millones de dólares en la recuperación de animales extintos cuando actualmente tenemos decenas de especies a punto de ir por el mismo camino. La ‘lista roja’ de IUCN señala a 41.000 animales que podrían desaparecer de la faz de la tierra como lo hizo el tilacino.