La nueva normativa afecta a las bombillas halógenas clásicas que generalmente están hechas de cristal, emiten luz omnidireccional, tienen casquillo E27 ó E14, así como algunas bombillas no direccionales con casquillos G4 y GY6.35. No obstante, los distribuidores podrán vender los stocks almacenados hasta fin de existencias.

El responsable de Energía de Ecologistas en Acción, Javier Andaluz ha indicado que la aprobación de esta medida implica "un gran paso". Sin embargo, aunque cree que es "una gran noticia", opina que en una vivienda la iluminación es un factor "pequeño" de consumo porque hay otros aparatos "más contaminantes" como grandes electrodomésticos o tener varios televisores. "Si coges la factura total de una casa, contamina más la lavadora o la calefacción que una bombilla", afirma.

Por ello, el responsable de Energía ha apuntado que una medida alternativa pasa por contar con propias fuentes renovables en cada hogar, como paneles solares "para reducir el impacto energético y el cambio climático".

Por su parte, el investigador del CSIC en el Instituto de Microelectrónica de Barcelona Xavier Perpiña, ha afirmado que los principales beneficios de este cambio están en el consumo y en el tiempo de vida.

Así, ha explicado que, aunque el funcionamiento no es muy distinto a las incandescentes, el tipo de material que utilizan las LED es diferente, ya que tienen un gas halógeno en su interior, principalmente yodo o bromo, que permite que el desgaste del filamento sea mucho menor.

También ha hecho alusión al tiempo de vida, mayor que el de las incandescentes, pero recuerda que todas ellas, independientemente de su tipo, generan residuos. En cualquier caso, ha puesto el foco en otras ventajas, como el menor consumo energético, el uso más eficiente de la energía o la reducción de generación de residuos.