Las bombillas alógenas dejarán venderse en toda la UE, salvo el stock que los comercios tengan en su poder y el de los almacenistas. En todo caso, la venta de lámparas halógenas supone en la actualidad menos del 10% del total.

De este modo, no se podrán vender los halógenos menos eficientes, pero sí los que sigan en los stock de los almacenistas y comercios para favorecer la incorporación de nuevas tecnologías de iluminación en el proceso de eliminación de las lámparas más ineficientes.

El representante de los fabricantes ha subrayado que sustituir una lámpara halógena por una de tecnología LED supone un ahorro del 80% del consumo eléctrico. Además, ha aclarado que "no hay que cambiar nada" en los casquillos de los focos halógenos normales, los que se instalan normalmente en viviendas o comercios, debido a que hay productos "perfectamente sustitivos" tras un largo desarrollo y adaptación por parte de la industria.

Por otro lado, el investigador del CSIC en el Instituto de Microelectrónica de Barcelona Xavier Perpiña, considera que los principales beneficios de este cambio están en el consumo y en el tiempo de vida.

Así, ha explicado que aunque el funcionamiento no es muy distinto a las incandescentes, el tipo de material que utiliza es diferente, ya que tienen un gas halógeno en su interior, principalmente yodo o bromo, que permite que el desgaste del filamento sea mucho menor.

También ha destacado el tiempo de vida, mayor que en el de las incandescentes, pero recuerda que todas ellas, independientemente de su tipo, generan residuos y, que, precisamente es por todo ello que la Unión Europea las prohíbe, por su consumo más elevado y los altos residuos que genera.

Entre las ventajas, se ha referido también a que contribuirá a un menor consumo energético, a aumentar el uso más eficiente de la energía y a reducir la generación de residuos. Por el contrario, ha recordado que estas nuevas lámparas tienen un coste más elevado y que su proceso de reciclaje también conlleva un gasto que no se recupera en su totalidad.

Si bien, no cree que el contenido que tiene de bromo o yodo sea lo suficientemente significativo como para contaminar en caso de una gestión inadecuada aunque no descarta que pudiera tener un impacto sobre el ozono.