Las horas están contadas. El telescopio espacial Euclid de la ESA iniciará su viaje al espacio el próximo 1 de julio. Tardará hasta cuatro semanas en llegar a su destino final, donde analizará la composición y evolución del universo oscuro. De esta forma, dará forma a un gran mapa de la estructura a gran escala del universo a través del espacio y el tiempo mediante la observación de miles de millones de galaxias hasta 10.000 millones de años luz, en más de un tercio del cielo.

En el universo la materia normal es la que integra los planetas, galaxias o estrellas y representa un 5 %; el resto está en forma de energía oscura (alrededor del 70% del cosmos) y materia oscura (25%), componentes distintos que la cosmología aún trata de explicar. La materia oscura, cuya existencia se descubrió hace más de medio siglo, no emite luz pero ejerce atracción gravitatoria. Esta es fundamental para entender la forma en que el universo se agrupa, desde las grandes estructuras de vacíos y supercúmulos de galaxias a la propia forma de las galaxias como la nuestra, la Vía Láctea.

La nave espacial, con participación española y con una altura de 4,7 metros, está equipada con un telescopio de 1,2 metros de diámetro y dos instrumentos científicos, una cámara de longitud de onda visible y un espectrómetro y fotómetro de infrarrojo cercano. El pasado mes de febrero la nave se sometió con éxito a pruebas de compatibilidad electromagnética. Este tipo de pruebas es rutinario en las naves espaciales. Todos los aparatos electrónicos emiten algún tipo de ondas electromagnéticas que pueden causar interferencias con otros dispositivos.

A semejanza del zumbido que emiten los altavoces justo antes de una llamada entrante en un teléfono móvil, la electrónica de las naves espaciales puede causar interferencias similares, pero en el espacio esas interferencias pueden tener consecuencias desastrosas, por lo que todos los sistemas deben comprobarse antes del lanzamiento.

La cámara de pruebas del TAS, denominada Compact Antenna Test Range, simula el entorno electromagnético del espacio profundo, al estar revestida de conos que absorben las señales de radio e impiden las reflexiones. Para evitar interferencias de televisión o radio, las paredes de la cámara forman una jaula de Faraday de acero, impenetrable para las señales electromagnéticas del mundo exterior. En este entorno libre de radiaciones, el equipo estudió las señales de radio y el ruido eléctrico procedentes de los distintos sistemas de la nave espacial y comprobó si causaban interferencias electromagnéticas entre sí.

Cuánto tiempo tardará en extraer los primeros resultados

Euclid explorará cómo se ha expandido el universo y cómo se ha formado su estructura a lo largo de la historia cósmica, revelando más información sobre el papel de la gravedad y la naturaleza de la energía y la materia oscuras.

Para acceder a ellos no habrá que esperar al final de la misión, sino que cada año se irán haciendo públicos los datos obtenidos hasta ese momento, detalló a Efe Guillermo Buenadicha, coordinador de Operaciones Científicas de Euclid, para quien uno de los grandes retos de esta misión es el gran volumen de datos y su procesado, "nada sencillo".

La nave está diseñada para operar seis años, pero con la posibilidad de extender la misión otros cuatro. El mapa completo estará listo en ese primer período de años y ¿después qué? Xavier Dupac, científico de operaciones de Euclid, ha señalado que esto aún está por determinar. Se podría, por ejemplo, ampliar la observación del 35 al 45 % del universo o volver a mirar las mejores zonas para mejorar los datos.