EVOLUCIÓN NECESARIA PARA MANTENER EL TIPO
¿Todavía es la referencia entre los SUV premium? Analizamos el nuevo Audi Q5 y te lo contamos
El nuevo Audi Q5 llega a un segmento cada vez más competido donde ya no basta con lucir los cuatro aros para impresionar.

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El nuevo Audi Q5 llega a un segmento cada vez más competido donde ya no basta con lucir los cuatro aros para impresionar. Por eso, esta tercera generación presenta un diseño ligeramente más robusto y sofisticado, aunque sin comerse mucho la cabeza con la estética. Ha crecido en dimensiones hasta los 4,71 metros de longitud y 1,90 de anchura, que se traducen en un habitáculo más espacioso. Sin embargo, sigue jugando en la misma liga que sus rivales directos, sin lograr destacar especialmente por amplitud.
Se apoya en la nueva plataforma PPC, estrenada en el A5, y todas sus motorizaciones incorporan tecnología microhíbrida de 48 voltios. Esto le permite lucir la etiqueta ECO en toda la gama, un movimiento inteligente en tiempos de restricciones al tráfico, aunque el sistema eléctrico de 24 CV apenas aporta impulso real y sirve principalmente para cumplir normativas.
En carretera muestra el buen hacer habitual de Audi, con una dirección progresiva mejorada de serie y una suspensión activa FSD que, sin llegar a maravillas, cumple con solvencia en el equilibrio entre confort y comportamiento. Los puristas de la conducción seguirán prefiriendo a sus rivales de Múnich (BMW), pero para el uso diario ofrece un tacto que satisface a la mayoría.
Digitalización a toda costa
El interior supone un salto importante respecto al modelo saliente. El llamado Digital Stage domina el habitáculo con tres pantallas: 11,9 pulgadas para el cuadro digital, 14,5 para el sistema multimedia central y, opcionalmente, 10,9 para el copiloto. Una apuesta clara por la digitalización que funciona bien visualmente, aunque requiere tiempo para adaptarse a su funcionamiento y, como ocurre con estos sistemas, distrae más de lo deseable durante la conducción.
La calidad percibida mantiene el buen nivel habitual de la marca, aunque algunos plásticos duros en zonas inferiores desentonan mucho en un vehículo de este precio. La iluminación ambiental dinámica añade espectáculo visual y cumple funciones de seguridad activa, un detalle interesante, pero que podría ser prescindible para muchos usuarios.
El control por voz con el avatar Ai.leene mejora respecto a versiones anteriores, aunque sigue sin alcanzar la eficacia de otros sistemas del mercado. El head-up display panorámico opcional y la carga inalámbrica refrigerada para móviles son extras que, sumados a la larga lista de equipamiento opcional, pueden disparar fácilmente el precio final por encima de los 70.000 euros.
Motores conocidos con etiqueta verde
La oferta mecánica es continuista, y ofrece dos motores de 2.0 litros y 204 CV, uno gasolina y otro diésel, además del deportivo SQ5 que abandona el diésel por un V6 gasolina de 367 CV. Todos se asocian a una caja automática de 8 velocidades suave, pero que a veces resulta algo lenta en reducciones cuando se solicita respuesta inmediata.
El 2.0 TFSI de gasolina ofrece unas prestaciones correctas (0-100 km/h en 8,6s) y un sonido agradable, aunque su consumo real difícilmente baja de los 8 litros. El TDI alcanza mejor balance entre prestaciones y consumo, logrando autonomías superiores a 800 km. El SQ5 con su V6 impresiona en aceleración (4,5s), pero a cambio exige visitas frecuentes a la gasolinera.
La tracción quattro sigue siendo uno de sus puntos fuertes, disponible de serie en diésel y SQ5, y opcional en el gasolina básico. Este sistema añade seguridad en condiciones adversas, aunque el enfoque del Q5 sigue siendo claramente asfalto, con capacidades off-road testimoniales a pesar de su imagen SUV.

Un premium que se hace pagar
Audi ofrece ahora cuatro variantes: Q5 y SQ5 con carrocerías normal y Sportback, esta última con diseño tipo coupé que sacrifica algo de espacio en las plazas traseras y maletero a cambio de una estética más deportiva. Una ampliación de gama que busca captar diferentes perfiles de cliente, aunque todas comparten un precio de entrada elevado, desde 61.600 euros.
Por ese precio, la dotación de serie es correcta, pero no generosa, con elementos que deberían ser de serie relegados a la lista de opcionales. Esta práctica, común entre las premium alemanas, puede elevar la factura final considerablemente si se quiere un coche bien equipado.
El maletero ofrece 520 litros (515 en el Sportback), una capacidad adecuada pero no sobresaliente para el segmento. La habitabilidad es buena en las plazas delanteras y correcta en las traseras, donde tres adultos viajarán algo justos, especialmente en el Sportback.
¿Sigue siendo la referencia?
El nuevo Q5 evoluciona de forma continuista, sin revolucionar nada pero mejorando en casi todos los aspectos. Mantiene las virtudes de calidad, imagen y confort que han hecho de este modelo un éxito de ventas, aunque ya no destaca especialmente en ningún apartado concreto frente a una competencia cada vez más capaz.
Su enfoque tecnológico atraerá a quienes buscan lo último en digitalización, aunque puede resultar complejo para usuarios menos avanzados. El etiquetado ECO en toda la gama es un punto a favor importante en el actual contexto de restricciones urbanas.
En definitiva, el Audi Q5 2025 es un sólido producto premium que cumple con nota, pero que ya no marca la pauta del segmento como antaño. Sigue siendo una elección segura para quien busca calidad y estatus, pero ya no puede reclamar el trono de la innovación que otros competidores le disputan con propuestas más arriesgadas y originales.
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