CUANDO NADIE DABA UN DURO POR ELLOS

Kia y Hyundai: ¿cómo pasaron de “marca barata” a rival serio de los alemanes?

En los años 90, un Kia Sephia o un Hyundai Accent eran el equivalente automovilístico a un piso sin reformar en el extrarradio: barato, práctico, pero sin alma ni aspiraciones. Los anuncios prometían mucho por poco, pero la realidad era otra: plásticos que crujían al girar la llave, motores más ruidosos que potentes y un diseño que parecía sacado del catálogo de repuestos de otro coche.

Kia EV3

Kia EV3Kia

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En los años 90, un Kia Sephia o un Hyundai Accent eran el equivalente automovilístico a un piso sin reformar en el extrarradio: barato, práctico, pero sin alma ni aspiraciones. Los anuncios prometían mucho por poco, pero la realidad era otra: plásticos que crujían al girar la llave, motores más ruidosos que potentes y un diseño que parecía sacado del catálogo de repuestos de otro coche.

Eran coches utilitarios en el sentido más literal de la palabra: servían para ir del punto A al punto B sin mayores pretensiones.

Mientras Europa presumía de sus Peugeot 306, Opel Astra o VW Golf, los coreanos venían a rebufo y competían por el único nicho que quedaba libre: el de los compradores sin presupuesto. Marcas “de entrada” que ni los taxistas querían, y que muchos talleres miraban con ceño fruncido.

Pero algo cambió. Poco a poco, sin aspavientos, Hyundai y Kia pasaron de ser el plan B al plan inteligente, y eso no fue suerte.

La estrategia coreana: aprender, copiar, mejorar… y luego superar

Las marcas coreanas hicieron lo que muy pocos fabricantes se atreven a hacer: admitir que sus coches no eran buenos… y ponerse a trabajar en serio para mejorarlos.

En lugar de echarse flores con su “identidad de marca”, contrataron a los que sí sabían. Hyundai fichó a Peter Schreyer, ex de Audi, y uno de los padres del diseño del TT y el A6. Luego vinieron ingenieros de BMW, Mercedes, Porsche... Corea hizo los deberes. Pagó talento, escuchó al mercado y sobre todo no intentó colarnos motos nostálgicas. Simplemente querían hacer coches mejores.

Al mismo tiempo, invirtieron en I+D como si no hubiera un mañana. Plataformas propias, trenes motrices híbridos, eléctricos, diseño modular... Y mientras otros aún debatían si el futuro sería eléctrico o de hidrógeno, Hyundai ya tenía al Kona EV rodando por Europa y al Nexo de hidrógeno circulando por Corea.

También supieron leer el mercado como pocos: mientras los alemanes empezaban a cobrarte el Android Auto como extra, Kia te lo regalaba con una garantía de 7 años.

De reyes del low-cost a aspirantes al trono premium

Hoy, es difícil encontrar un segmento donde Kia o Hyundai no estén presentes… y pegando fuerte. El Tucson es uno de los SUV más vendidos en España. El Sportage ha dejado de ser “el otro” para competir de tú a tú con el 3008 y el Tiguan. El EV6 ha ganado premios a coche del año por toda Europa, y el Ioniq 5 directamente parece un concept car salido del futuro.

Ojo, no hablamos solo de diseño o gadgets. Hablamos de comportamiento dinámico, aislamiento, calidad de materiales y fiabilidad mecánica. Los últimos informes de JD Power o Consumer Reports colocan a Hyundai y Kia por encima de Volkswagen, Peugeot, Renault y compañía.

Ya no son coches “para quien no se puede permitir uno bueno”. Son coches buenos, sin matices, y con precios que aún tienen algo de sentido mientras el resto de marcas europeas se dedica a inflar tarifas con un par de pantallas y un acabado cromado.

Hyundai Ioniq 6 2025
Hyundai Ioniq 6 2025 | Hyundai

¿Dónde están ahora los alemanes?

Los alemanes ya no se ríen. De hecho, algunos de sus clientes han dejado de comprarles. ¿Por qué pagar 45.000 euros por un Passat cuando puedes llevarte un Hyundai i40 híbrido, más equipado, más fiable y con más garantía? ¿Por qué comprarte un Q3 cuando por ese precio tienes un EV6 con mejor tecnología y diseño más rompedor?

La “marca” ya no basta. El logo ya no tiene el tirón de antes, y mientras algunos fabricantes aún viven de glorias pasadas, los coreanos siguen avanzando. Kia y Hyundai ya no son alternativas baratas, sino primeras opciones para quien mira más allá del emblema.

¿Y ahora qué?

El siguiente paso parece claro: consolidarse como opción racional… y empezar a seducir también con pasiones. Lo están intentando: el Kia Stinger, el Ioniq 6, el Genesis GV60… no solo buscan gustarte, quieren enamorarte, y, sinceramente, están más cerca de lograrlo que muchas marcas con historia centenaria.

Mientras tanto, ellos a lo suyo: ofreciendo más por menos, sin venderte humo ni pedirte que adores su linaje. Porque no lo tienen y tampoco lo necesitan.

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