UNA MODA A ANALIZAR

Eléctricos baratos: ¿realmente lo son? Lo que pagas y lo que obtienes

Las políticas medioambientales hicieron necesaria la presencia de EV accesibles en lo que a precio se refiere, pero también tienen sus defectos. Así que conviene hacer un análisis sesudo.

Fiat Grande Panda

Este invento de Fiat para abaratar el Grande Panda debería ser imitado por todos los demás fabricantes en sus modelos low-cost: es mucho mejor que los tapacubosFiat Grande Panda

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Los coches eléctricos baratos que llaman muchos aparecieron en nuestras vidas por una necesidad creada por las instituciones: contar con un vehículo que pudiera circular con libertad por cualquier ciudad aunque tuviera Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) activas. Hasta entonces, comprar un EV era una quimera para muchos conductores. De la mano de las marcas chinas y modelos europeos como el Renault 5, así como de las ayudas que se dan en nuestro país, esto está cambiando poco a poco. Dicho esto, en Centímetros Cúbicos vamos a analizar si realmente se les puede catalogar de baratos en base a lo que se paga por ellos y lo que ofrecen.

Ventajas

Es innegable que, en la situación actual que vive la automoción, comprar un coche eléctrico de los baratos aporta una serie de beneficios que hay que tener en cuenta. Empezando por la etiqueta Cero de la DGT, que te libra de pagar por aparcar en zona regulada en algunas ciudades - Madrid por ejemplo - y de pagar algunos impuestos relacionados con tu vehículo, con una deducción del 15 % en el IRPF también. Asimismo, todos están dotados de una caja de cambios automática que hace mucho más sencilla la conducción, sin tener que preocuparse de pisar un embrague frecuentemente para cambiar de marcha.

Asimismo, cada vez hay más puntos de recarga rápida dispuestos por nuestro país aunque al mismo tiempo concentrados en una serie de comunidades autónomas que os podéis imaginar y que podéis conocer en algunos de los posts que hemos escrito haciéndonos eco de estudios hechos al respecto.

Desventajas

Vamos a ser claros, los eléctricos baratos son los que peores cifras de autonomía homologan en ciclo WLTP. Por lo tanto, en muchos casos se ven limitados a poder circular por la ciudad solamente. Con 200-300 kilómetros es difícil poder salir a la carretera a hacer un viaje en condiciones y no echar en falta que empuje más el motor. Asimismo, el hecho de beneficiarse de ayudas como el Plan Moves III implica que hay declararlas y, por tanto, pagar impuestos por ellas. Por no hablar del tiempo que tardan en llegar, que pueden significar desde tres hasta doce meses de espera y una eternidad para muchos.

Asimismo, quienes no tengan un punto de carga en casa o ni cerca con buena capacidad en corriente continua se puede tirar la vida esperando a tener el 100 % de la batería cargada. Así que el lugar de residencia condiciona y mucho la experiencia y la comodidad. La escasa autonomía hace que haya que parar a cargar con más frecuencia el coche que si tuviéramos uno de combustión, por lo que el dinero gastado puede ser mayor según lo que tarde en agotarse. No obstante, el coste de reparación de sus componentes en general sí que es mayor dado que son más costosos de producir.

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