Ni los bombos, ni las bolas, ni la tolva, ni los niños y niñas de San Ildefonso. Para algunos seguidores del sorteo de la Lotería de Navidad la verdadera protagonista de cada 22 de diciembre es ella, Manoli. Es más, también forma parte de las grandes incógnitas de la jornada. Los jugadores del sorteo navideño, además de preguntarse en qué número y dónde caerá el Gordoeste año, esperan expectantes a conocer de qué va disfrazada la mujer de 85 años mientras espera a las puertas del Teatro Real.

La espera de este año va a ser más corta. Su salud le impide poder esperar a las puertas del coliseo cultural durante varios días, como lleva haciendo desde 2012, año en el que se celebró por primera vez el sorteo en el Teatro Real. Desde entonces y hasta este año, Manoli ha sido siempre la primera persona del público en entrar al Teatro Real. Con todo lo que eso conlleva: dormir a la intemperie durante la semana previa al sorteo y calentarse de vez en cuando con la ayuda de un chocolate caliente de una churrería próxima. Este año aplazará su tradición unos días y acudirá a la Plaza de Oriente la noche del 21 de diciembre.

Sin embargo, Manoli no dudó en hacer una visita a sus compañeros de cola el pasado jueves para darles ánimo y, de paso, revelar qué disfraz llevaría este año. Así, ante los ojos atentos de Jesús - otro habitual de la cola del sorteo desde hace quince años que repite disfraz de Papa este año - y Juan - quien desde hace nueve años espera disfrazado de obispo de la lotería -, confesó que el próximo 22 de diciembre aparecerá vestida de bola de nieve. Y no será un disfraz cualquiera sino uno más 'made in Spain' que nunca, pues son sus hijas las que se lo han confeccionado. Así, el disfraz de bombo del Gordo o el de árbol de Navidad dará paso a uno al más puro estilo Filomena.

Manoli, una anciana de 85 años, acostumbrada a salir en la tele el día del sorteo de la Lotería de Navidad, junto dos compañeros suyos de la fila de cada diciembre.

Mientras que cada uno de ellos espera a las puertas del Teatro Real harán lo que cada 21 de diciembre por la noche suelen hacer: intercambiar los últimos décimos de Lotería de Navidad con sus amigos de la fila a la espera de que caiga alguno de los premios gordos y puedan celebrarlo en directo, como le ocurrió a Manoli hace unos años cuando le tocó uno de los quintos premios y se enteró en el momento. "Dije ¡ay, que me ha tocado, 6.000 euros!, y todas las teles vinieron detrás de mí", recuerda la mujer de 85 años con la esperanza de que este año le vuelva a ocurrir.