Después de los pactos alcanzados con los diferentes partidos en las últimas semanas, Pedro Sánchez se enfrenta a una investidura más factible que la del líder del PP, que llegó al Congreso únicamente con los apoyos de su partido (137), pero también los de Vox (33) y los de Coalición Canaria y UPN (1 cada uno). Tampoco le sirvió entonces llegar a segunda votación, cuando necesitaba mayoría simple (más votos favorables que votos en contra), ya que los 172 votos a favor que consiguió en la primera fueron los mismos que obtuvo en la segunda, frente a 177 diputados que votaron en contra.

Tras casi dos semanas de protestas en la sede del PSOE, en la madrileña calle de Ferraz, y alcanzar un acuerdo con casi todas las formaciones (salvo PP, Vox y UPN), Sánchez protagoniza una investidura de la que, en el que caso de que los votos que se emitan sean los comprometidos, saldrá convertido en presidente. La sesión arrancó con un debate en la primera jornada, marcado por la tensión entre Sánchez y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo —con poesía de Antonio Machado y error relacionado con Ismael Serrano incluidos—, y en la que sí le dio tiempo a participar a los representantes de Vox, Santiago Abascal; Sumar, Yolanda Díaz; ERC, Gabriel Rufián; y Junts, Miriam Nogueras.

El jueves 16 de noviembre, desde primera hora, se retoma la sesión, con lo que queda de debate de investidura —el primero en intervenir será EH Bildu— y la posterior votación, que se realiza vía llamamiento a viva voz y para la que Sánchez necesita, para salir investido presidente, el apoyo de 176 diputados.