La primera cita decisiva para la gobernabilidad tras el 23J tendrá lugar el 17 de agosto. Desde ese momento quedarán constituidas las Cortes y la Mesa tendrá que elegir un presidente para el Congreso y conformar los grupos que compondrán el hemiciclo, por lo que se espera que se den las primeras pinceladas de lo que posteriormente podrían ser las negociaciones para una investidura de Pedro Sánchez.

El PSOE está dispuesto a facilitar que Junts y ERC tengan grupo propio en el Congreso de los Diputados y no tengan que pertenecer al grupo mixto, un hecho en el que, a pesar de que depende de la aritmética electoral, también tiene peso la voluntad política.

De hecho, no es la primera vez que se plantea algo similar. Ya en 2016 la Mesa debatió otorgar grupo propio al partido independentista Convergencia Democratica de Catalunya, que actualmente forma parte de la coalición Junts Per Catalunya. Si bien entonces no contó con la mayoría de la Mesa para poder salir adelante. Esta propuesta tendría por tanto que ser apoyada por una mayoría de la Mesa, para la que el PSOE necesitaría al resto de partidos independentistas.

Junts, al igual que ERC, no ha logrado el porcentaje de voto necesario para poder formar grupo parlamentario propio en el Congreso, ya que, a pesar de que ambas formaciones han obtenido más de cinco escaños, no poseen el 15% del voto necesarios en todas las circunscripciones en las que se presentan. La formación liderada por Nogueras no suma en Barcelona, donde ha obtenido un 9,68% de los votos, ni en Tarragona, donde alcanzó un 11,08%. ERC, por su parte, no alcanza el 15% en Barcelona (12,33%) yse queda a las puertas en Girona (14,74%).

No existe el mismo problema con PNV y Bildu, ya que ambas formaciones cumplen con los dos requisitos impuestos para tener grupo propio: tienen más de 5 diputados y han obtenido más del 15% de los votos en todas las circunscripciones en las que se han presentado.

Ventajas económicas y políticas

Tener grupo propio supone grandes ventajas políticas, económicas y de medios. Quien lo constituye tiene garantizada su representación en todas las comisiones parlamentarias, en la Diputación Permanente y voz propia en la Junta de Portavoces y capacidad para intervenir en todos los debates en igualdad de condiciones; mientras que dentro del Grupo Mixto hay que repartirse tiempos de intervención y asientos en las comisiones.

En las sesiones de control, tener grupo propio posibilita entrar en los cupos de preguntas e interpelaciones al Gobierno, así como ventajas a la hora de incluir sus proposiciones no de ley en los plenos, pero en el Grupo Mixto todo ese 'pedazo de tarta' debe distribuirse a partes iguales.

En el plano económico, por ejemplo, en la legislatura que termina cada grupo percibía una subvención de fija de 364.160,64 euros al año (30.346,72 al mes) y una variable en función del número de diputados de cada uno de ellos, que se estableció en 1.746,16 euros mensuales por cada parlamentario.

Además, sólo habiendo conseguido grupo parlamentario propio se puede acceder al cobro de las subvenciones por envío gratuito de propaganda electoral durante la campaña. Y las ventajas se prolongan para las siguientes elecciones, porque los que ahora lo consigan tendrán opción a presencia en los futuros debates electorales y planes de cobertura informativa de los medios públicos.