No hay Navidades que no tengamos que lamentar el fallecimiento de algún niño por atragantamiento.

Perder a un hijo de forma prematura es uno de los acontecimientos más devastadores que le puede ocurrir a alguien. Perderlo por un accidente infantil es aún más doloroso e infinitamente más difícil de superar.

Nos hallamos ante sentimientos encontrados que van desde el dolor insoportable de la pérdida, al sentimiento de culpa, pasando por el inmenso vacío que deja la ausencia de nuestro hijo.

Creo que no hay momento más difícil en esta profesión que informar a unos padres que finalmente no hemos podido hacer nada más por salvar la vida de su hijo.

Los accidentes infantiles suponen una de las primeras causas de mortalidad en nuestro medio y lo cierto es que es que, desde hace décadas, conocemos los factores desencadenantes y las situaciones que debemos evitar.

Cuando empezamos con la alimentación complementaria a los seis meses, el atragantamiento es una de las situaciones que más miedo y angustia genera en los padres.

Por un lado, saben que en breve tendrán que empezar a darles trozos a sus hijos para entrenar la masticación, y por otro lado el miedo a que se atraganten, en ocasiones les impide avanzar.

Así que repasemos qué alimentos NO debemos dar a nuestros hijos hasta que no cumplan los 4-5 años.

  • 1. Frutos secos, ni enteros ni en trocitos. No habría problema en dárselos molidos a partir de los 6 meses en cualquier receta.
  • 2. Caramelos duros, caramelos pequeñitos, lacasitos, etc…
  • 3. Palomitas.
  • 4. Uvas enteras: podemos partirlas en trozos y quitar las pepitas.
  • 5. Salchichas tipo Frankfurt cortadas a rodajas: además de ser un alimento de muy bajo perfil nutricional ya que están compuestas por carnes procesadas, suponen una de las principales causas de muerte por atragantamiento en los niños, sobre todo en estados Unidos. Nunca ofrecérselas cortadas a rodajas, en todo caso, en trozos pequeños y alargados, aunque siempre es mejor evitarlas.

Y por supuesto siempre que tengáis oportunidad de hacer algún curso de reanimación cardiopulmonar y desobstrucción de la vía aérea, no lo dudéis. Es una formación que deberíamos tener todos y que se debería de ofrecer de forma universal a todo el mundo; porque una correcta atención inmediata en estas circunstancias, salva vidas.