Todo lo que pase de los 20 y 21 grados de media a lo largo de la noche es "estrés térmico añadido", un factor que influye en las pesadillas. "Y más en esta época, cuando ya estamos cansados, el calor, todo lo que está pasando...", señala Oscar Larrosa, experto en Medicina del Sueño. La temperatura ideal para dormir está entre 15 y 18 grados en adultos, asegura el responsable de la unidad de MIP Salud en Madrid.

Este estrés añadido, que se experimenta cuando nuestro cuerpo realiza un sobreesfuerzo para adaptar nuestra temperatura interna a la ambiental, hace que el sueño pueda ser más inestable. Tanto que uno es capaz de despertarse del sueño REM, un sueño especial que se tiene periódicamente, señala el experto. Es allí donde ocurren las pesadillas. Y es allí también donde el cuerpo lleva peor el estrés térmico y, por lo tanto, le cuesta más adaptarse al calor.

Larrosa explica que, una vez que iniciamos el sueño, la temperatura del cuerpo desciende para facilitarlo. Sin embargo, si la temperatura ambiental es mucho más alta, el cuerpo tiene que hacer más esfuerzos. Y esto hace más posible que nos despertemos. Por todo ello, el estrés térmico aumenta la posibilidad de que te despiertes sobresaltado con la pesadilla encima. Y esa es la definición exacta de las pesadillas, insiste: "sueños angustiosos y desagradables que te despiertan muy sobresaltado con las imágenes de la pesadilla muy encima".

¿Por qué tenemos siempre las mismas pesadillas?

Porque nos preocupan siempre las mismas cosas. El responsable de la unidad de MIP Salud en Madrid asegura que, generalmente, el contenido de las pesadilla tiene que ver con lo que preocupa. Por ello, el contenido puede ser muy recurrente, la misma temática. "Pero no es una regla fija", añade.

Así, el experto señala que es complicado controlar estas pesadillas. "Hay que manejar las preocupaciones", explica. También insiste en la necesidad de mantener la temperatura de la habitación y del cuerpo a unos niveles aceptables con la ayuda del aire o ventiladores. "Favorecer que el cuerpo transpire, con especial atención a la ropa que se use para dormir", señala.

En todo caso, asegura que lo de dormir hay que prepararlo. "A la cama se va a dormir, no se va a pensar. Para eso es importante dos horas antes de acostarse estar descansado físicamente y psicológicamente". Por todo ello, Larrosa insiste en que no hay que hacer nada que nos active mentalmente dos horas antes. "El deporte no es bueno hacerlo las hora previas porque cansa y no da tiempo a descansar antes de irse a dormir. Tenemos que asociar el cerebro a la oscuridad con actividad y descanso. El deporte con luz y tres cuatro horas antes de irse a la cama".