Son muchas todavía las cosas que desconocemos todavía sobre el sueño, los sueños y los trastornos del sueño. Y una de las conductas más desconocidas es el llamado somambulismo sexual o sexsomnia, un raro e infrecuente problema que padece solo el 2 % de la población mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Este trastorno puede suponer para las personas que lo padecen -metafóricamente hablando en esta ocasión- una auténtica pesadilla. Para conocer más acerca de este trastorno o parasomnia tan poco común y tan poco conocido, hablamos con la Dra. Celia García Malo, neuróloga especialista en sueño en el Instituto del Sueño (IIS). ¿Qué es exactamente la sexsomnia? ¿Tener sexo mientras dormimos? ¿Soñar que tenemos relaciones sexuales? No es exactamente así y además puede suponer un problema mucho más serio de lo que imaginamos.
Es un raro trastorno del sueño que padece sólo el 2% de la población mundial, según la Organización Mundial de la Salud
“La sexsomnia es un tipo de parasomnia o de trastorno de la conducta que aparece durante el sueño e implica la realización de conductas de índole sexual mientras se está dormido, con amnesia de los episodios (es decir, la persona no recuerda al despertarse nada de lo que ha pasado). Estas conductas pueden ser tipo masturbación o el intento de entablar una relación sexual con otras personas”, explica la doctora.
Dentro del grupo de enfermedades denominadas parasomnias podemos encontrar los despertares confusionales, los terrores nocturnos y el sonambulismo. Por lo que podríamos decir que la sexsomnia es algo así como un tipo de sonambulismo. Así y tal como explica este artículo del IIS “se trata de una situación similar a lo que les ocurre a las personas sonámbulas, que se levantan de la cama, caminan, hablan, o realizan otro tipo de actividades totalmente dormidos, y tampoco son conscientes de sus actos, solo que en este caso el trastorno está relacionado con la actividad sexual del individuo mientras permanece dormido”.
La sexsomnia o sonambulismo sexual, “se engloba dentro las denominadas parasomnias no REM, que son aquellas que se producen mientras la persona está dormida y se encuentra, como su nombre indica, en otra fase de sueño distinta de la fase REM”, explica García Malo. Realmente es un trastorno muy raro, "aunque seguramente haya más cosas de los que vemos en consulta, solo que por vergüenza, a lo mejor, muchas veces no se consulta. Yo por ejemplo, he visto (en consulta) unos 4 casos en un año", afirma esta experta.
La sexsomnia es un tipo de parasomnia o de trastorno de la conducta que aparece durante el sueño e implica la realización de conductas de índole sexual mientras se está dormido, con amnesia de los episodios
Se desconocen las causas
A día de hoy, no existen datos sobre la causa final que produce este trastorno. "Tal como ocurre en otras parasomnias no REM, suele existir una predisposición genética a padecerlo, con un cierto carácter hereditario”, explica la doctora García. Es cierto que "no todas las personas tienen riesgo de presentarlo, pero el riesgo es mayor entre aquellas personas que ya padecen otra parasomnia no REM, entre las que se incluyen terrores nocturnos, despertares confusionales o sonambulismo, o que tienen familiares con este tipo de parasomnias. Y también es más frecuente en hombres".
Lo que sí tenemos claro -continua explicando- es que la sexsomnia es un trastorno muy infrecuente, y además muy difícil de diagnosticar. “Muy a menudo las personas que lo padecen lo desconocen. En otras ocasiones, parejas o víctimas de este trastorno no lo comunican y otros casos puede ser motivo de denuncia".
De ahí la importancia de hacer un buen diagnóstico: "Dado lo delicado de este tema y sus implicaciones legales, es sumamente importante ponerse en manos de un especialista en medicina del sueño. Porque las consecuencias pueden llegar a ser realmente devastadoras. Existen casos de asaltos sexuales o violaciones a convivientes en el curso de la parasomnia, con el consecuente daño psicológico a las víctimas y al propio enfermo”, cuenta García Malo. Sin embargo, el problema que existe es que el diagnóstico es muy complicado de realizar.
El riesgo de padecerlo es mayor entre aquellas personas que ya padecen otra parasomnia no REM, entre las que se incluyen terrores nocturnos, despertares confusionales o sonambulismo
"Sí se conoce sobre la enfermedad, pero no hay mucha investigación al respecto, porque realmente el diagnóstico que es la clave de todo, consiste en hacer una polisomnografía (una prueba muy usada para detectar trastornos del sueño que registra lo que el paciente hace durante la noche, mientras duerme). Y ésta es una prueba tradicional que no puede evolucionar mucho más en el futuro, y es difícil tener un episodio de este tipo mientras se está realizando el registro polisomnográfico", explica esta especialista. Y es fundamental llegar a un diagnóstico para ver si la persona tiene realmente o no una sexsomnia.
Hay que decir que, tal y como se expone en el ya citado artículo del Instituto del Sueño, el primer caso de sexsomnia se comprobó hace una década por la cooperación de la pareja del paciente. Por lo que, dentro del diagnóstico, además de las pruebas médicas especializadas, "los especialistas en trastornos del sueño interrogan al paciente y su pareja, verifican que quien padece el sonambulismo sexual no consuma fármacos o posea condiciones que justifiquen su comportamiento y la ausencia de recuerdos".
Como hemos comentado antes, en ocasiones, es un trastorno que aparece relacionados con otros trastornos o problemas del sueño. "Es decir, por ejemplo, hay personas que tienen apena o síndrome de piernas inquietas y eso puede favorecer el que tengan episodios de parasonmias como sonambulismo o una sexsomnia. Y a veces, corrigiendo o poniendo tratamiento para el problema inicial, no vuelve a aparecer más esa paramsonmia", explica la experta.
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Una vez hecho el diagnóstico, es importante después evaluar los denominados 'factores precipitantes' (aquellos que, en personas predispuestas, pueden favorecer la aparición de los episodios. como pueden ser tóxicos, drogas, trastornos respiratorios durante el sueño, privación crónica de sueño, etc. Y corregirlos siempre que sea posible. Y por último -concluye la experta- evaluar la necesidad de implementar tratamiento farmacológico para este trastorno.