Con tantas cenas y comidas especiales, las navidades no son una buena época para las 400.000 personas que en España (la mayoría adolescentes) sufren un trastorno de la conducta Alimentaria (TCA). Los más frecuentes: la anorexia y la bulimia. Por ello, es importante ayudarlos o al menos intentar que no lo pasen tan mal.

Y es que "las navidades pueden convertirse en un auténtico calvario porque es el momento del año donde la comida y el encuentro social adquieren el protagonismo", asegura Adriana Esteban, psicóloga de la Unidad de TCA en Instituto Centta.

En este sentido, es importante saber que "los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son una grave patología de la salud mental que se manifiesta en esencia mediante síntomas y obsesiones relacionados con la comida y la imagen corporal", añade esta profesional.

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son una grave patología de la salud mental que se manifiesta en esencia mediante síntomas y obsesiones relacionados con la comida y la imagen corporal

Adriana Esteban, psicóloga

Pero no por ello, debemos considerarlo algo banal o producto de la superficialidad porque, realmente, en la base de estos trastornos se encuentran problemas psicológicos y dificultades relacionales profundas.

Normalmente, el principal desencadenante de un TCA es el comienzo de una dieta restrictiva con una motivación estética, unido a otros factores como baja autoestima, perfeccionismo, inseguridad, baja tolerancia a la frustración o impulsividad. "Todo ello genera el caldo de cultivo apropiado para que se manifiesten estos trastornos".

No debemos olvidar tampoco -tal y como comentó la psicóloga y directora, Sara Bujalance, de la Asociación Contra la Anorexia y la Bulimia (Barcelona), que los comentarios negativos acerca del cuerpo de la persona por parte de seres queridos como familia y amigos,también son un factor de riesgo a la hora de desarrollar estos problemas.

Por ello, en personas que ya tienen este trastorno los comentarios y las actuaciones de familiares y amigos son importantes para poder ayudar en estas fechas tan complicadas. Ya que "comentarios con la mejor intención del mundo pueden estar perjudicando la salud y aumentando el malestar de forma inconsciente de nuestro familiar", afirma por su parte Elena Toledano, nutricionista en Centta.

Y es algo lógico y normal porque "nadie nos ha enseñado cómo gestionar estas situaciones", añade la experta. Por ello, a continuación ambas expertas ofrecen algunos consejos para que la familia se convierta en un espacio protector para la persona con un trastorno de la conducta alimentaria.

Pero antes de comenzar, cuatro cosas fundamentales que debemos saber:

  • Las navidades no son el momento de que coman más ni de que mejoren su relación con la comida, sino que son fiestas para pasarlas de la forma más cariñosa, segura y acompañada posible.
  • Los trastornos de la conducta alimentaria no se recuperan comiendo, por lo que no es bueno meternos prisa en estas fechas que son todavía más difíciles.
  • Por ello, es importante pactar previamente el menú para que la persona se sienta cómoda, también si vamos a comer fuera, en casa de familiares o amigos.
  • Evitar, en la medida de lo posible, que haya platos en los que sus alimentos prohibidos vayan implícitos en la receta. Por ejemplo, carne en salsa: ponemos la salsa aparte y no sobre la carne para que la persona pueda elegir echarla o no.

No controlar lo que comen, que sean ellos quienes lo elijan

No ayuda: controlar lo que comen

"Controlar lo que se echa en el plato o forzar a comer más cantidad", asegura Toledano. Son fechas en las que de por sí, comemos más de lo normal y eso ya les supone un verdadero agobio. Por ello, es mejor no agrandar más la situación.

Sí ayuda: valorar el esfuerzo que hacen

Ayuda mucho que sean ellos quienes elijan qué y cuánto comen en cada momento, además también es importante valorar el esfuerzo que hacen enfrentándose a cenas y comidas como las que se hacen en estas fechas.

Mejor evitar la improvisación en el menú de la comida

No ayuda: insistir en que prueben nuevos platos o alimentos

Como aseguran las especialista de Centta, no ayuda "insistir en que pruebe recetas o platos, por muy ricos o navideños que sean. En su cabeza tiene que tener todo ya pensado y sus límites ya están marcados antes de empezar, por lo que no es bueno empujarlos a ir más allá de lo que ellos pueden".

Sí ayuda: pactar con ellos previamente el menú

Así, será importante pactar o comentar previamente con ellos los platos o el menú que vamos a tomar para que ellos se sientan más seguros. Es fundamental que no haya sorpresas de ningún tipo, ya que nuestra casa y la familia tiene que ser para ellos un lugar seguro, no como un lugar de presión o insistencia. Igualmente, si la cena es en casa de algún familiar podemos también pactar con ellos previamente el menú o decirlos de antemano en qué consistirá para que no haya sorpresas.

No hacer comentarios sobre los cuerpos

No ayuda: hacer comentarios sobre el cuerpo

En estas fiestas, y siempre, es importante que "no haya espacio para comentarios sobre los cuerpos, dietas, compensaciones, adelgazamientos, alimentos buenos o malos…", aconsejan las expertas. Es decir, nada de comentarios tipo: estás muy delgadita, estás en los huesos, mañana todos al gimnasio, hoy no ceno para compensar, come que tienes que engordar... Debemos tener en cuenta que la persona está enferma y que esos comentarios no ayudan nada.

Sí ayuda: expresar el cariño que le tenemos

Por su parte, en cambio, sí ayuda que les expresemos lo agradecidos que estamos de compartir y disfrutar del tiempo juntos. Mejor, decir frases como: 'Me alegro de que estés aquí', 'qué bien que podamos compartir este tiempo juntas'.

Huir siempre del chantaje emocional

No ayuda: hacer chantaje emocional

Es una de las claves. Nunca y más aún en estas fechas, debe haber chantajes emocionales del tipo: 'me pone muy triste que no vayas a probar esto', 'con el cariño que ha hecho tu tía la comida...'. Con esto, no se consigue nada.

Sí ayuda: tenernos en cuenta

También debemos adelantarnos y promover como familiares un cuidado saludable. Por ejemplo, ¿pensamos en un plan por si te agobias en la cena?, Me entristece verte así, ¿cómo te podré ayudar si no quieres ir a la cena? Es de gran ayuda tenerlos en cuenta y ver que ellos lo pasan mal y que estamos ahí para ayudarles.

Que la comida no sea el centro de atención

No ayuda: hablar siempre de comida

Sin duda es uno de los elementos más importantes: no hablar ni centrarnos todo el rato en las comidas y en las cenas de Navidad. En qué rico está el pollo, en qué rico está el postre, pues yo probé el otro día en tal restaurante que fui con los amigos un pescado que estaba buenísimo, etc.

Sí ayuda: hablar sobre las cosas que podemos hacer durante estos días

En cambio, sí ayuda que estos momentos de celebraciones navideñas "hablemos y pensemos en actividades distintas que podamos hacer en familia y que no tengan que ver con comer: paseos, campo, compras navideñas, ver las luces, juegos de mesa, etc", finalizan las especialistas.