Las redes sociales y las influencias del momento hacen que nazcan nuevos términos (y necesidades) como es la cosmeticorexia o lo que es lo mismo, la obsesión por los cosméticos, cremas y demás productos del cuidado de la piel que se utilizan en rutinas de 'skincare'. Afectaría sobre todo a la población juvenil y adolescentes.

La psicóloga María Padilla, fundadora de Capital Piscólogos explica a laSexta.com que este término como tal no aparece en el manual por excelencia de la psiquiatría que es el DSM-V, pero los profesionales de la salud, engloban la cosmeticorexia como "la temática de un trastorno obsesivo compulsivo (TOC) y que, como todo TOC, se mueve por conflicto interno emocional".

Porque "el conflicto interno sería en este caso, la obsesión sería tener el cutis o una piel perfecta y la compulsión sería utilizar una y otra crema y/o mirarse una y otra vez la piel para ver si ha mejorado o no. Un problema que afecta sobre todo en la actualidad a la población infantojuvenil", afirma la psicóloga.

De hecho, los dermatólogos han alertado recientemente de un aumento de problemas de acné, irritabilidad en la piel o dermatitis en población joven, incluidas niñas y adolescentes, por usar cosméticos que no son aún adecuados ni recomendados para esta edad. Y es que como asegura la profesora de farmacología Laura Redondo en La moda del 'skincare' en niñas y adolescentes , hay que respetar la edad cronológica de la piel porque cada etapa tiene unas necesidades diferentes.

Obsesión por la utilización de los cosméticos

La cosmeticorexia es por tanto, "una obsesión por la utilización de los cosméticos para resolver cualquier defecto o mejorar la calidad de la piel", explica Padilla. El uso de cosméticos es reiterada, en frecuencia e intensidad por encima de otros temas.

Y no, no se trata de un simple capricho por la utilización de cosméticos, sino que "detrás de esta conducta, hay una búsqueda inconsciente de validación externa que mediante los estándares de belleza mediáticos, normalmente de influencias, se intenta compensar esa carencia", explica la experta.

La cosmeticorexia no se trata de un simple capricho por la utilización de cosméticos sino que detrás de ello hay una búsqueda inconsciente de validación externa que mediante los estándares de belleza mediáticos

María Padilla, psicóloga

Esto es, tiene que ver, como muchas veces pasa, con una baja autoestima o la percepción que se tiene de uno mismo. Aprovechando que el cerebro del adolescente todavía no está formado, funciona con impulsividad y en formato de 'todo o nada', traducido en este caso sería algo así como: 'O soy guapo/a o no existo'.

Por lo tanto, y como explica la psicóloga, las redes sociales son activadores de la sintomatología de la cosméticorexia pero realmente la causa es una necesidad de validación, pertenecer a lo admirable, no ser marginado, etc.

"Los niños y los adolescentes, más que los adultos, tienen una necesidad imperativa de pertenecer al grupo que ya de por sí les hace vulnerables ante los influencers en las redes sociales… Si le añadimos la carencia de validación o baja autoestima se traduce en la obsesión por los cosméticos".

Por ello, y para prevenir esta conducta y obsesión" como en muchas otras cosas es clave "la comunicación entre padres e hijos", afirma la psicóloga. Esto es, "hablarles desde la aceptación, con la pregunta y no siempre desde el consejo continuo, pues todo eso son facilitadores de una buena autoestima", aconseja.

7 consejos para abordar la "obsesión por los cosméticos"

Uno de los factores más importantes que debemos tener en cuenta a la hora de ver si nuestro hijo/a podría tener un problema de cosmeticorexia es el siguiente: "Si notamos signos de que la obsesión por la apariencia física está afectando significativamente a su calidad de vida", expone Padilla. Por ejemplo: en el tiempo que invierten en hablar de un producto para la piel, en sus relaciones interpersonales, o incluso en su funcionamiento académico, etc.

Algunos indicadores podrían ser: cambios drásticos en el estado de ánimo, comportamientos obsesivos compulsivos relacionados con la imagen corporal, dificultades para concentrarse en otras áreas de la vida debido a preocupaciones excesivas por la apariencia, y síntomas de ansiedad o depresión.

"Cuando sospechamos que nuestro hijo/a puede estar experimentando cosmeticorexia, es importante abordar la situación con sensibilidad y comprensión", aconseja la psicóloga, ofreciéndonos 7 consejos que nos podrían ser de utilidad.

1. Comunicación abierta. Fomentar un ambiente para expresar sus sentimientos y preocupaciones sin temor al juicio.

2. Observación atenta. Prestar atención a cambios significativos en el comportamiento, como un aumento en la preocupación por la apariencia, cambios repentinos en la autoestima o comportamientos obsesivos relacionados con el aspecto físico.

3. Promover la autoaceptación. Enfatizar la importancia del valor personal más allá de la apariencia física y celebrar la diversidad en todas sus formas, pero desde la reflexión y las preguntas, no intentando convencer a toda costa.

4. Acompañar la exposición a las redes. El tiempo dedicado a las redes sociales y los medios de comunicación promoviendo una conversación abierta y respetuosa sobre la belleza.

5. Estimular mediante referentes de redes o cercanos al contexto familiar otros puntos de vista opuestos a la temática obsesiva.

6. Demostrar una actitud positiva hacia el propio cuerpo y fomentar hábitos de autocuidado basados en la salud y el bienestar.

7. Buscar ayuda profesional. Si las preocupaciones persisten o el niño/a o adolescente muestra signos de malestar significativo, considerar la posibilidad de buscar el apoyo de un psicólogo especializado en procesos internos de la personalidad.