Parece que para sentirnos mal emocionalmente nos tiene que pasar algo, algo más o menos grave. Pero no. Lo cierto es que aunque tengamos salud, trabajo, dinero y amor podemos sentirnos mal o no sentirnos como nos gustaría. Porque la salud mental va más allá de 'tener' o 'no tener'. El bienestar psicológico es mucho más que aquello de 'tres cosas hay en la vida...'
"Todavía no hay una conciencia clara de qué es la salud psicológica. No solo se trata de enfermedades graves como la depresión, la ansiedad y otros trastornos. También trata de emociones básicas como la rabia, el miedo o la vergüenza, que mal gestionadas pueden generar un profundo sentimiento de insatisfacción", explica a laSexta.com Ana Luque, psicóloga sanitaria del centro de psicología Área Humana.
"La realidad es que miramos poco nuestro mundo interior, hacemos como si no existiese o no fuese lo suficientemente importante para dedicarle tiempo", añade la experta. Así, debemos entender que "lo natural es sentirnos mal de vez en cuando. Y aceptarlo. Y no intentar esquivarlo. Los problemas, grandes o pequeños, son normales e inevitables y forman parte de la vida. Si sentimos culpa por no estar bien y no lo aceptamos, se convierte en una emoción muy incapacitante y no cumple su función. Nos paraliza y no nos deja procesar de manera realista la situación".
Es cierto que los estándares que exige la sociedad pesan mucho. Como explica Macarena del Cojo, psicóloga general sanitaria del Instituto Psicológico Claritas, "estamos sumergidos en una sociedad en la que los mandatos implícitos sobre nuestras aspiraciones en la vida y la felicidad se relacionan con una estabilidad, con tener un buen trabajo, tener una economía relativamente holgada, formar una familia y tener amigos. Todo, como vemos, se basa en el 'tener' y no en el 'ser', y no nos lleva a cuestionarnos o escucharnos a nosotros mismos sobre qué es lo que queremos o lo que necesitamos".
Estamos sumergidos en una sociedad en la que los mandatos implícitos sobre nuestras aspiraciones en la vida y la felicidad se relacionan con tener un buen trabajo, una buena económica, con formar una familia y tener amigos. Todo se basa en el 'tener' y no en el 'ser'
Qué duda cabe que todas estas cosas son necesarias para mantenernos con vida y para tener bienestar, "pero eso no implica que por el mero hecho de que 'estén presentes en nuestra vida' tengamos que sentirnos completos y felices", señala.
"Estos mandatos de la sociedad hacen que a veces nos sintamos mal o que sintamos que no tenemos derecho a estar tristes o desanimados porque ya 'tenemos' todo lo que queremos o necesitamos. Y esto dificulta que muchas personas busquen ayuda profesional ya que no identifican ningún 'motivo de peso' como puede ser una ruptura de pareja, dificultades en el trabajo, una pérdida personal, etc. para sentirse mal, por lo que lo dejan pasar", explica del Cojo.
Pese a todo lo anterior, sí hay muchas personas que acuden a las consultas de psicología con "una demanda de sentir un vacío sin saber qué es, a pesar de tener una vida estable y acomodada. En estos casos, el objetivo es ver o identificar qué está ocurriendo. En ocasiones, ese sentimiento de vacío o de tristeza, sin motivo aparente con el que vienen las personas a consulta, se puede deber a una baja autoestima, a expectativas muy altas, falta de conexión social, una alta autoexigencia, etc.", explica del Cojo.
"Aparentemente, no hay una causa grave", sostiene Luque. "Algunas personas refieren que les cuesta relacionarse, otras sienten que algo les falta, hay también personas que sólo necesitan hablar con un profesional libremente, sin sentirse juzgados".
Cuidar y proteger nuestra salud mental
Es normal sentir emociones que no son agradables y sentirnos mal sin que haya un motivo aparente. "Cuando aparecen esas emociones nos están diciendo que hay algo que ha roto el equilibrio y necesita ser restaurado. Son totalmente necesarias y adaptativas", explica Luque.
También, uno de los problemas que hay en la actualidad, es la inmediatez. Lo tenemos todo a golpe de 'click', todo va muy deprisa y todo tenemos que hacerlo también muy rápido. Por ello, explica Luque, en consulta se trabaja también esa necesidad de inmediatez.
"Vivimos en una sociedad en la que las cosas tienen que estar para ya (la contestación a un mensaje, el paquete que pedí...); así cuando algo no va bien, queremos que se solucione lo antes posible, para no pasar el mal trago (para no sentir esas emociones negativas) y que todo vuelva a la normalidad, pero lo cierto es que, a veces tenemos que darnos tiempo para procesar lo que pasa, y no nos lo damos", explica. Es esencial, trabajar nuestro mundo interior. Hacerle caso. Darle también tiempo y espacio.
Cuando aparecen las emociones negativas nos están diciendo que hay algo que ha roto el equilibrio y necesita ser restaurado. Son totalmente necesarias y adaptativas
Es importante aceptar -continúa Luque- "que lo normal es que haya problemas en nuestra vida y que, a veces, necesitaremos la ayuda de los profesionales. Si nos surge un problema con el coche ¿qué hacemos, intentamos arreglarlo, a pesar de no saber de mecánica o vamos a un taller? Pues esto es lo mismo. No hace falta que pasen cosas graves, de hecho, podemos acudir sin que pase nada para saber manejarnos mejor o poder gestionar mejor nuestras emociones y malos momentos. Cuando nos ocupamos de esto, entendemos que sentirse mal puede estar bien y que hay profesionales que te darán estrategias para comprender qué te pasa y trabajar conjuntamente en tu bienestar".
No debemos sentirnos mal por estar mal. Debemos entender -sostiene del Cojo- que "es lícito encontrarnos tristes o no sentirnos bien en algunos momentos. Es importante escucharnos: saber qué es lo que necesito y que es lo quizá no estoy cumpliendo. En este sentido, sería importante también revisar nuestras prioridades y nuestras expectativas: expectativas muy altas debido a una alta autoexigencia nos pueden generar mucho malestar".
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Por último, recordar la importancia de dedicarnos tiempo a nosotros mismos: "Es importante tener tiempo para uno mismo, para actividades de ocio en las que las exigencias sobre lo que 'tenemos que conseguir' no estén en juego". Y pedir ayuda profesional, porque pedir ayuda es un signo de valentía y de inteligencia: "Si ese sentimiento de vacío o de malestar persiste en el tiempo, es importante pedir ayuda profesional", concluye.