La artrosis es una enfermedad reumatológica que afecta hasta un 10% de la población en España. Es importante recordar que no se trata únicamente de una enfermedad de mayores: los primeros síntomas la artrosis pueden aparecer a partir de los 40 años.

En general, las enfermedades reumáticas no solo afecta en edades adultas más avanzadas sino que hasta un 20% de los mayores de 20 años pueden tener alguna de las más de 200 enfermedades reumáticas que existen. La artrosis, la artritis o la osteoporosis son algunas de las más comunes.

"Históricamente, la artrosis es una enfermedad que ha sido descrita como 'degenerativa' o de desgaste del cartílago articular, pero que realmente estaría mejor definida como una insuficiencia de los diferentes tejidos que forman la articulaciones, ya que el cartílago no es en absoluto el único tejido afectado", explica a laSexta el Dr. Francisco Castro, reumatólogo y portavoz de la Sociedad Española de Reumatología (SER)

Generalmente, y como hemos comentado ya, los primeros síntomas suelen manifestarse a partir de los 40 años, "pero en algunos casos, especialmente cuando existen factores de riesgo, pueden presentarse incluso antes", matiza el experto.

Los primeros síntomas suelen manifestarse a partir de los 40 años, pero en algunos casos, especialmente cuando existen factores de riesgo, pueden presentarse incluso antes

Dr. Francisco Castro, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología

Así, señala el doctor, existen por un lado, factores de riesgo no modificables como la predisposición genética, los traumatismos de alto impacto o las fracturas cuando ya se han sufrido, y por otro, factores de riesgo modificables, entre los que se encuentran: la obesidad y los microtraumatismos de repetición (como los que se dan en los deportes de alto nivel, pero también en ciertas ocupaciones laborales que impliquen movimientos o micro impactos repetitivos).

"En el caso de la obesidad, el aumento la carga sobre las articulaciones tiene un efecto directo sobre el daño articular, como es lógico, pero, además, se sabe que estos pacientes también sufren mayor incidencia de artrosis en articulaciones de no carga", expone Castro.

Y esto es debido, continúa, "a mecanismos relacionados con la 'metaflammation' un término acuñado por los anglosajones que combina "metabolismo" e "inflamación" para describir un estado de inflamación crónica y sistémica de bajo grado asociado con trastornos metabólicos que tiene un efecto deletéreo sobre los tejidos articulares".

Los 6 signos o síntomas más frecuente de la artrosis

Los síntomas de la artrosis pueden variar según la articulación afectada. Tal como expone la Fundación Española de Reumatología (FER), la artrosis sintomática de rodilla es la más frecuente, con una prevalencia puntual del 13,83%, seguida de la artrosis de mano con el 7,73%.

Los síntomas más comunes son, tal como enumera Castro:

  • Dolor articular, que generalmente empeora con la actividad y mejora con el reposo.
  • Crujidos o chasquidos.
  • Hinchazón o sensibilidad en la articulación.
  • Rigidez matutina que suele durar menos de 30 minutos.
  • Pérdida de flexibilidad con dificultad para mover la articulación en su rango de movimiento.
  • Sensación de fallo.

"No es necesario esperar un tiempo específico para consultar al médico", apunta el doctor, pero se recomienda acudir especialmente, cuando: el dolor o la rigidez persisten por más de dos semanas, cuando los síntomas empeoran o interfieren con las actividades cotidianas, cuando hay hinchazón o deformidad evidente en la articulación y cuando se experimentan síntomas sistémicos como fiebre, pérdida de peso o fatiga, que pueden indicar un diagnóstico diferente al de artrosis.

"Se aconseja aconseja acudir al reumatólogo ante cualquier síntoma articular persistente, ya que un diagnóstico temprano es crucial para un manejo eficaz de la enfermedad. El diagnóstico precoz en la artrosis, es crucial, pues permite intervenir en un periodo en el cual aún sería posible prevenir o retrasar la progresión de la enfermedad", afirma el doctor.

Así, es importante adoptar algunos hábitos de vida saludables que "pueden retrasar la progresión de la enfermedad", finaliza el experto. Tales como fortalecer la musculatura periarticular, practicar ejercicio adecuado, mantener un peso saludable, y realizar modificaciones dietéticas encaminadas a incrementar el consumo de alimentos ricos en antioxidantes y ácidos grasos omega-3, como frutas, verduras y pescados, reduciendo la ingesta de alimentos proinflamatorios como azúcares refinados y grasas saturadas.